El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá
J. Hellín. POOL / Europa Press

La continuidad de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) vinculados a la pandemia pende de un hilo. El Gobierno parece empeñado a aprobar ya, en apenas una semana, un nuevo esquema que obliga a las empresas que se acojan a las ayudas a formar a sus trabajadores. “Una buena idea”, en palabras de Comisiones Obreras (CCOO), pero presentada “fuera de tiempo” por el ministro del ramo, José Luis Escrivá, lo que dificulta una prórroga, vital para el turismo.

Hoy el grupo de empresas Globalia —matriz de Air Europa— presentó un ERTE para 9.000 de sus trabajadores. La incertidumbre sobre la continuidad de los ERTE de fuerza mayor, ligados a la pandemia, ha movido a la empresa a presentar este expediente, aduciendo causas organizativas, económicas o de la producción.

La empresa desconoce si el actual esquema de los ERTE permanecer inalterado la próxima semana, y así, junto a otra empresa, Iberia, que planteó hace días otro expediente para 5.000 trabajadores, se cubre las espaldas, buscando de algún modo resguardo.

Mientras tanto, el Ejecutivo dio a conocer ayer a los agentes sociales su planes para la nueva prórroga de los ERTE. Fuentes empresariales, que cita ABC, se desmarcaron ayer de este esquema, que obliga a las empresas a presentar de nuevo la solicitud, junto a un plan de formación para sus trabajadores afectados, que deberá ser aprobado por la autoridad autonómica.

Hoy el sindicato Comisiones Obreras se ha desligado también de la propuesta. El líder del sindicato, Unai Sordo, ha advertido que el acuerdo está “lejos”. Y ha llamado al Gobierno a aplazar las “modificaciones de sustancia” introducidas por Escrivá.

Para empezar, Sordo duda de que el Estado sea capaz de ofrecer los planes formativos necesarios para formar a los trabajadores en ERTE. “A veces una buena idea puesta encima de la mesa fuera de tiempo se convierte en una mala idea”, ha precisado.

“Tengo dudas de que la propia Administración esté en disposición de garantizar planes de formación coherentes para el cuarto de millón de personas que permanecen en ERTE”. “Esta idea, que es buena estratégicamente para ERTE estructurales, si la sacamos antes de tiempo a la palestra, puede generar frustración y problemas en el mantenimiento de los ERTE hasta el final de pandemia”, ha concluido.

Sin embargo, el ministro de la Seguridad Socia, José Luis Escrivá, ha defendido hoy miércoles la idea. Tras afirmar que el Gobierno pagará “el grueso” de las acciones formativas ligadas a los ERTE, ha tenido incluso que negar que las nuevas obligaciones escondan en realidad un “desincentivo” que busque acelerar la incorporación de trabajadores a la actividad.

Según Escrivá, es “muy importante” ensayar este modelo de formación, antes de su aprobación como parte de los nuevos ERTE estructurales, que se diseñan para el mercado laboral postpandemia.