Una larga tormenta se está produciendo en los mercados mundiales de la energía, materias primas metálicas y bienes de consumo. Casi nada se escapa de un proceso que dura ya al menos varios meses, con factores que se retroalimentan y para el que los expertos no coinciden en señalar la fecha de caducidad. Y que causan temor a falta de suministro de los bienes que más se adquieren en Black Friday y Navidad, desde videoconsolas, móviles e, incluso, juguetes.
El aumento de la demanda, que estuvo congelada durante la pandemia, es una de las causas de la escasez de determinados materiales, de la subida de precios y de los atascos en lo puertos que están afectando, a su vez, al desarrollo del comercio mundial.
Otro factor que influye en este caos, que paraliza industrias a lo largo del mundo, es el precio de la energía. El gas natural está disparado y, junto al alza también de los derechos de emisión de CO2, empuja a niveles insostenibles la electricidad. En España, empresas como Sidenor, Arcelor o Fertiberia han programado paros hasta fin de año por los costes energéticos.
Como consecuencia la crisis se traslada a productos elaborados, como el acero o el aluminio, mientras que los futuros de materias primas metálicas, como el cobre, están disparados. Esta trayectoria se traslada a la construcción, también a las obras públicas, y a la industria conservera. Desde este último sector se destaca que la subida del aluminio tendrá que repercutirse a los consumidores.
El transporte aporta, asimismo, tensiones más que relevantes. Los precios de los contenedores y los fletes han multiplicado sus precios, mientras que relevantes puertos para el tráfico de mercancías están congestionados con decenas de barcos esperando su turno para atracar. Y la escasez de camioneros que ha salido a la luz con la crisis de suministros que atraviesa Gran Bretaña tras el Brexit, se repite en mayor o menor medida en otros países. Patronales de EE UU cifran en 80.000 el déficit de estos profesionales en su país.
Mientras, un fuerte desajuste industrial anterior a la pandemia, la escasez de los semiconductores, se agudiza. Aunque la industria automovilística es la más afectada y la repercusión en los consumidores la más visible, impacta también en productos muy demandados, desde ordenadores a móviles. Ha sido tema de la última cumbre de presidentes de la UE, si bien los intentos de Europa para no depender de China no están dando aún resultados muy visibles.
Una cuestión que parece que se une a los problemas industriales, energéticos y de materias primas es la tendencia a acaparar productos ante el temor al desabastecimiento. Las estanterías vacías en tiendas y supermercados británicos pesan en las retinas.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.