Los expertos analizan qué puede aportar COP26

25/10/2021

Miguel Ángel Valero. Especialistas de Vontobel, Edmond de Rothschild, Generali, Schroders, Portocolom y La Française, coinciden en que todavia se está muy lejos de cumplir los compromisos de reducción de emisiones y de calentamiento global del planeta.

La 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) se celebrará del 1 al 12 de noviembre en Glasgow (Escocia), seis años después del Acuerdo de París. Los líderes mundiales se reunirán tras largos meses de pandemia, ya que la COP26 se ha aplazado un año, con la intención de redoblar la lucha contra el calentamiento global.

Jean-Philippe Desmartin, responsable de inversión responsable en Edmond de Rothschild Asset Management, cree que no es demasiado tarde para cumplir el compromiso establecido en 2015. «Puede que la COP26 no sea la última oportunidad, pero es sin duda una etapa crucial para alcanzar colectivamente el objetivo del Acuerdo de París, que consiste en limitar el calentamiento global a 2 °C o menos, preferiblemente a 1,5 °C», opina

Para ello es necesario establecer dos prioridades:

  • Una buena visibilidad, y posiblemente una mejora, de los compromisos nacionales de los países más emisores de gases de efecto invernadero (China, Estados Unidos, India y Japón, además de los países europeos). «A pocos días de la inauguración de la conferencia, esto está lejos de ser un hecho», matiza.
  • La dotación completa y regular del fondo anual de 100.000 millones$ por parte de los países ricos en favor de los países más pobres, para ayudarles a financiar su transición energética y medioambiental, de acuerdo con el compromiso adquirido en la COP21. «En la práctica, estamos más cerca del 80%, con una visibilidad que demasiado a menudo se puede poner en duda», advierte.

«La buena noticia es que, a pesar de la era Trump, el barco se ha mantenido unido. Además, todos los líderes han entendido que el contexto de la pandemia y la ruta para salir de ella no cambian la importancia de la emergencia climática», resalta. «Si queremos cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a +1,5°C, debe producirse una revolución energética, y no sólo una transición», avisa el experto de Edmond de Rothschidl, para quien «es crucial tomar medidas rápidas y contundentes».

Hay «un asunto muy importante y a la su vez, un gran agujero negro, en el que se necesita un precio global del carbono, una señal de precio del carbono esencial que se ha reclamado durante años y que, lamentablemente, no se incluyó en el Acuerdo de París. Es una historia interminable, en la que ya podemos anticipar que la COP26 lamentablemente evitará este tema clave que sería el acelerador que necesitamos», recalca.

Rebeca Cordero, asesora en sostenibilidad de Portocolom AV, reconoce que “no se espera mucho” de COP26.  «Para que consigamos que se cumpla la Agenda 2030 (entendiendo como tal los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París) es verdaderamente necesario que se produzca una acción coordinada entre Gobiernos, Empresas y Sociedad Civil. Y para ello, los Gobiernos deberían asumir su liderazgo manifestando compromisos firmes y hojas de ruta que sirvan para todos. Y qué mejor escenario que las reuniones de la COP».

Papel del sector financiero y de la gestión de activos

Pascal Dudle, Head of Listed Impact, Portfolio Manager de Vontobel, cree que el sector financiero mundial desempeña un papel importante en la lucha contra el cambio climático. Pero «necesita un enfoque coordinado para obtener resultados». El cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030 requerirá entre 5 billones y 7 billones$ de financiación anual.

«Los costes humanos y económicos son enormes y mucho mayores que las inversiones necesarias para lograr los ambiciosos recortes de emisiones. El cambio climático tiene un impacto directo en los principales medios de subsistencia, la agricultura, los sistemas hídricos y los ecosistemas, y también se prevé que afecte a las infraestructuras, el transporte y la producción de energía», advierte. «Invertir en la reducción de las emisiones es más importante que luchar contra las consecuencias del cambio climático», apunta.

«La transición hacia un mundo con cero emisiones netas de carbono requiere una importante inversión. El Banco Mundial calcula que sólo en infraestructuras ecológicas se invertirán unos 90 billones$ en 2030.», añade.

Para Generali Investments, COP26 «es una oportunidad para que el mundo, y el sector de la gestión de activos, se unan y actúen». «Tendrá implicaciones relevantes para la industria financiera y también para los actores de la gestión de activos, exigiendo a nuestro sector que continúe con su esfuerzo en la dirección de la acción climática y que sea ambicioso en sus programas. En particular, el papel de la financiación privada se pondrá muy de relieve en esta COP, especialmente a través del Día de las Finanzas el 3 de noviembre de 2021», destaca la gestora de la aseguradora italiana.

Nina Lagron, responsable de renta variable de gran capitalización de La Française AM, recuerda que 196 naciones firmaron el Acuerdo de París en 2015, comprometiéndose a limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados: «Estamos muy lejos del objetivo y en camino directo hacia un calentamiento global de más de 3 grados»

«La clave para lograr un impacto a largo plazo sobre el calentamiento global pasa por dirigir el estímulo posterior a la pandemia hacia las infraestructuras verdes mientras disminuye el apoyo a los combustibles fósiles. Pero ¿qué proporción del estímulo mundial se destina  realmente a acciones concretas de apoyo a la actividad económica que mejoren la calidad delmedio ambiente y de los recursos naturales a largo plazo?», se pregunta Nina Lagron.

«La carrera para eliminar las ayudas a los combustibles fósiles está en marcha», insis esta experta, que subraya que, en el Marco de la Transparencia Reforzada (ETF, por sus siglas en inglés) que entrará en vigor en 2024, «los países tendrán que rendir cuentas y se realizará una primera evaluación sobre el progreso de los objetivos».

«Como gestores de activos, tenemos la responsabilidad fiduciaria de reorientar el capital haciasoluciones de inversión sostenibles, adaptar nuestras estrategias de inversión en consecuencia y comprometernos con las empresas en cuestiones como el riesgo de transición climática, la gobernanza corporativa, los objetivos de reducción de las emisiones de carbono, etc. Es nuestra responsabilidad como gestores de activos inducir un cambio positivo. Los reguladores y los bancos centrales también están presionando en esta dirección: la próxima taxonomía de la UE es sólo un ejemplo de cómo la conciencia climática está dando forma al sector de la gestión de fondos», añade.

«¿Cuándo se alineará la política de estímulo fiscal con el objetivo urgente de limitar el calentamiento global? y ¿están los inversores dispuestos a aceptar el potencial
bajo rendimiento de su cartera resultante del desajuste entre la política fiscal y lo que se
necesita para poner en marcha la transición energética?», se pregunta la experta de La Française.

Oportunidades de inversión

«Creemos que existen atractivas oportunidades de inversión para las empresas que abordan el cambio climático de forma proactiva. En concreto, las que se anticipan tanto a las repercusiones positivas como negativas dentro de su negocio y, en última instancia, ofrecen soluciones eficaces para hacer frente al cambio climático y alcanzar el éxito financiero», señala el experto de Vontobel.

«Las emisiones de los sectores de la construcción y el transporte están cada vez más en el centro de los esfuerzos de sostenibilidad. Las empresas que puedan ofrecer soluciones de calefacción y refrigeración no fósiles y energéticamente eficientes para los edificios podrán beneficiarse directamente de estos avances», añade Dudle.

«En el sector de la automoción, a medida que continúa la tendencia de abandonar los motores de combustión en detrimento de los sistemas de propulsión eléctrica, la demanda de las correspondientes estaciones de carga (rápida) crece en consecuencia. Las empresas que aseguren la expansión de la red de media tensión correspondiente se benefician indirectamente», sostiene.

«Los inversores son parte esencial de la lucha contra el cambio climático. La escala del problema es directamente proprocional al dinero que se necesita para afrontar esta tarea y en la labor son necesarios tanto los fondos públicos como los privados. Creemos que la renta fija será un activo esencial para la industria de la gestión de fondos en esta cruzada», resalta.

«Los mercados de bonos verdes son un activo muy heterogéneo y, a medida que crece exponencialmente, se diversifica más. Sin embargo, invertir en bonos verdes requiere experiencia para seleccionar emisores con una gestión de riesgos probada y coherente y una gobernanza sólida para evitar riesgos», concluye Dudle.

Lecciones de la pandemia

Keith Wade, economista jefe de Schroders, asegura que «uno de los pocos efectos positivos de la pandemia ha sido que el interés por el medio ambiente se ha incrementado al acercar a los ciudadanos a la naturaleza», lo que puede «contribuir a una mayor concienciación sobre los retos del medio ambiente, como el cambio climático».

Pero la pandemia también ha puesto de manifiesto la magnitud del desafío. «Incluso con gran parte de la economía mundial paralizada, las emisiones sólo se redujeron un 7% en 2020, esto supondría una reducción del calentamiento global de apenas 0,01ºC», recalca.

Los compromisos de los gobiernos para reducir las emisiones «están muy por debajo de las reducciones necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5°C». «Tenemos que reducir nuestras emisiones entre una cuarta parte y la mitad para el final de la década. Y, por supuesto, esto es sólo el principio, ya que habría que seguir avanzando para alcanzar el cero neto en 2050. Desafortunadamente, es difícil evitar la idea de que el Acuerdo de París está muy lejos de su objetivo», avisa el experto de Schroders

«La pandemia fue una crisis que requirió una respuesta inmediata a medida que el número de víctimas aumentaba. El cambio climático puede provocar efectos muy negativos, pero es un proceso más gradual. Es la diferencia entre una enfermedad grave y una crónica. Nuestros sistemas políticos están más preparados -y posiblemente motivados- para resolver la primera», señala Wade.

«El éxito de la COP26 dependerá de la capacidad de los países para superar esta situación y cooperar a nivel internacional», porque «los compromisos de cada país no son suficiente para lograr las reducciones de emisiones necesarias».

El experto de Schroders propone un impuesto global sobre el carbono, un canon sobre el contenido de carbono de los combustibles fósiles o sobre sus emisiones de CO2. «Al integrar el coste externo de las emisiones de gases de efecto invernadero en los precios de la energía, la tasa del carbono incentivaría a los hogares a modificar su consumo energético y enviaría una señal a las empresas para que invirtieran en nuevas tecnologías limpias. La globalización del impuesto reduciría la preocupación de que las empresas estuvieran en desventaja competitiva en los mercados internacionales», explica Wade

Y destinar los ingresos del impuesto a subvenciones para la calefacción y el transporte de bajas emisiones, o a ayudas directas a los grupos sociales más desfavorecidos, además de conceder subsidios y compensaciones a los países más necesitados.

Este impuesto se complementa con «vigilar el cumplimiento y penalizar a aquellos que no realicen los ajustes necesarios para reducir las emisiones», concluye Wade.

 

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