Tras el estancamiento de los últimos años, el cese de Luis del Rivero al frente de la presidencia de Sacyr podría servir para que las aguas volveieran a la calma en Repsol. Este miércoles será la primera prueba para comprobar si la solución a la lucha accionarial está próxima al estar convocado su consejo de administración. El paisaje comienza a ser diferente, aunque con los mismos problemas de fondo, ya que el nuevo presidente de Sacyr, Manuel Manrique, parece haber ofrecido un mayor entendimiento a Antonio Brufau, el presidente de Repsol, en el encuentro que mantuvo al día siguiente de haber accedido a la presidencia de la constructora, aunque el acuerdo de sindicación de votos entre la constructora y Pemex sigue vigente.

Tras la reunión entre Brufau y Manrique se utilizaron por primera vez palabras como «cordial y provechoso», lo que dejaba la puerta abierta a que el enfrentamiento esté próximo a finalizar. Y como lo que cuentan son los hechos, también en la petrolera mexicana  se podido ver un primer «gesto» ya que de momento no ha impugnado -tal y como había asegurado-la última reunión del consejo de Repsol en la que se pidió a Sacyr y Pemex que abandonaran su alianza por el buen de la compañía.

El acuerdo de sindicación tiene una vigencia de diez años y, de momento, en Pemex parece que la intención es mantenerlo, pese a que algún miembro del su consejo (Rogelio Gasca Neri) ya ha manifestado su deseo de zanjar el problema anulando el pacto, una de las soluciones posibles para acabar con el conflicto dentro del consejo de administración de Repsol.

El consejo de este miércoles deberá analizar todas las posibilidades, incluido el mantenimiento del acuerdo entre dos de sus accionistas, que participan con el 29,8% de las acciones. La solución podría pasar por recomponer las maltrechas relaciones con propuetas que satisfagan a las dos partes. Además, Repsol juega con la ventaja de conocer las dificultades que atraviesa en estos momentos Sacyr en su intento por refinanciar la deuda por el préstamo de 4.900 millones pedido para hacerse con el 20% de la petrolera, y el «consejo» ofrecido por los bancos extranjeros para que la constructura desinvierta en la petrolera.

Juan José Suárez Coppel, director general de Pemex, se ha desplazado hasta Madrid para poder asistir al consejo de Repsol y, de paso, hablar con Sacyr a fin de analizar qué se puede hacer tras la marcha de del Rivero de la presidencia de la constructora. Suárez Coppel también debe atender los problemas que están surgiendo en su propio consejo de administración por el acuerdo, ya que algunos de sus miembros piden además de anular el pacto, la dimisión del director general.

Daños y perjuicios

La solución no es fácil porque entre las cláusulas del acuerdo figura una en la que se precisa que en caso de incumplimiento por alguna de las partes, el socio perjudicado podría reclamar «daños y perjucios», además de los costtes, reclamaciones, gastos o pérdidas que pudiera acarrear la ruptura del pacto. Por lo que la única salida posible sería sellar su anulación de forma pactada también, dado que para Repsol la única forma de poder recomponer las relaciones entre sus accionistas es que este acuerdo desaparezca.

Por otro lado, tanto en la petrolera como en la constructora se despejarán las dudas sobre Luis del Rivero, que desde su destitución no se ha pronunciado al respecto. La gran pregunta es si el ya ex presidente de Sacyr ocupará su silla de consejero a título personal y no como representante de la constructora, dado que su salida de Sacyr no implica su salida automática como consejero de la petrolera. La única forma de que del Rivero abondone este cargo es presentando su dimisión y, de hacerlo, ocuparía su puesto Manuel Manrique.