Hay lugares con solera y con historia a los que el paso del tiempo les sienta bien. Imprescindible en la vida cultural y social madrileña durante 134 años, el Café Comercial se ha convertido en un punto de encuentro de generaciones y, tras su reapertura se ha consagrado como un referente gastronómico donde disfrutar de su buena cocina castiza. Mantiene su apuesta por la cultura, albergando cada mes conciertos, monólogos planes literarios y cenas de cine. Y en un entorno genuino, con personalidad, alejado de modas y minimalismos.
Su completa propuesta gastronómica que va desde los desayunos hasta las cenas, pasando por las meriendas y sin dejar de lado una completa carta de barra. Lo mejor el restaurante, que suele estar repleto entre diario. Un ir y venir constante de gentes para comer bien (ojo, porque las raciones son abundantes) con unas vistas privilegiadas hacia la glorieta de Bilbao. Para disfrutarlas al máximo, hay que reservar las mesas que se encuentran junto a las amplias cristaleras.
Entre sus platos imprescindibles no hay que perderse las patatas bravas, las patatas alioli con carabineros y gambas, el salpicón de pulpo, los mejillones tigre o las mollejas. Muy ricos también los taquitos de merluza de pincho a la romana. Entre sus platos más emblemáticos destaca el ya icónico solomillo Wellington, el canelón de rabo de toro con portobello, albondiguillas de vaca vieja guisadas o arroz estilo “a banda” con muslo de pato deshuesado al momento. Entre los postres, atención a esa torrija caramelizada sobre una base de arroz con leche.
El Café Comercial, además, innova continuamente y por eso ahora que ha llegado el otoño y la temporada de caza, el chef Pepe Roch -quien lleva desde 2017 al mando de los fogones de este histórico establecimiento- suma a su propuesta sugerencias que irán cambiando cada semana, dando por inaugurada la temporada cinegética en el restaurante. A modo de sugerencia, resultan muy interesantes los siguientes platos: la perdiz de tiro escabechada, el jarrete de jabalí estofado o el lomo de ciervo con níscalos.
Estas elaboraciones utilizan las mejores materias primas que tienen procedencias destacables. Así, la perdiz roja, llega desde Ciudad Real y se cocina de forma tradicional acompañada de ensalada. El jarrete de jabalí es una excelente carne de caza silvestre originaria de Castilla y León y está hecha con mucho mimo y a fuego lento para conseguir una textura perfecta. Y no hay que desaprovechar la temporada de níscalos, uno de los hongos con sabor más intenso, que utilizan para preparar una rica combinación con lomo de ciervo procedente de Zamora.
Pero hay más, porque con la llegada del frío los amantes de los platos de cuchara y los guisos tradicionales tienen que tener muy presente el cocido madrileño completo que se sirve cada jueves. Este plato tan popular es elaborado siguiendo los cánones tradicionales y con las mejores materias primas. Porque, ¿hay algo mejor para templar el cuerpo que una buena sopa, un plato de garbanzos acompañados de sus carnes y verduras, y todo ello regado por un gran vino tinto?
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