Este libro de Toni Bolaño, periodista de ‘La Razón’ y de ‘Crónica Global’, se puede leer con el morbo de comprobar quién sale y quién no, y lo que dicen y dejan de decir sobre el supuesto Rasputín de Pedro Sánchez.

O examinarlo con luces largas y con atención, porque esta extensa obra, 509 páginas bien aprovechadas, editada por Peninsula contiene acertadas reflexiones sobre la política, la comunicación, el periodismo y la función de los jefes de gabinete («está fundamentalmente para proteger al presidente del Gobierno de sus ministros»), entre otras cuestiones interesantes y con enjundia.

«Moncloa» tiene un subtítulo que lo dice prácticamente todo: ‘Iván Redondo. La política o el arte de lo que no se ve’. Analiza la trayectoria de un hombre que se dio a conocer en 2007 en el mundo de la comunicación, hasta que irrumpió en la primera linea de la política de tal manera que tanto sus defensores como sus detractores lo son a muerte, con razón o sin ella. En el libro hablan más de un centenar de personas y queda muy detallada toda su trayectoria profesional.

Nada más empezar a leer las primeras páginas, llega una definición que invita a la reflexión: «La política es el oficio de levantar y desmontar el decorado todos los días» (página 15). En la página 84, otra: «La poítica es el arte de lo que no se ve«.

Y en la 37, una tercera clave: Iván Redondo es «el guardián del mensaje», recuperando la definición acuñada por David Axelrod, jefe de campaña de Barak Obama. Cuando llega a La Moncloa como secretario de Estado y director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno en junio de 2018, en su discurso de toma de posesión dijo una gran verdad: «El fracaso enseña lo que el éxito oculta«.

En la misma línea, «Lo importante no es triunfar, sino saber perder» (página 258)

Cuando ya se han leído las primeras 50 páginas del libro, se descubre la clave del éxito: el ‘aceite de codo’. Y «estudia el pasado y analiza el presente para poder crear un futuro mejor«. Con una cita de Jean Cocteau: «Lo consiguieron porque no sabían que era imposible». Y otra de Pablo Iglesias Posse, el fundador del Partido Socialista Obrero Español: «Por mucho que valgan las ideas, no pueden prosperar en el grado que deben si sus sostenedores, y principalmente los que ocupan las primeras filas, no son enteros, serios y morales. No solo hacen adeptos los partidos con sus doctrinas, sino con buenos ejemplos y la recta conducta de sus hombres».

Hay otras lecciones: «Cuando la comunicación falla, falla la política». Por eso, «lo importante es hacer bien las cosas para luego contarlas con transparencia y con la verdad por delante» (página 286).

«El jefe del Gabinete tiene también una obligación: decirle al líder lo que no quiere oír y decirle lo que tiene que hacer sabiendo que no quiere hacerlo» (página 310).

«Lo importante es que se tome una decisión, que se disponga de toda la información para tomarla, con diferentes escenarios y alternativas. Lo peligroso, lo chungo, es que no haya una decisión, porque sin decisión no hay ni política ni comunicación política» (página 321).

Para finalizar, una cita de Lawrence Freedman: la estrategia «es el arte de crear poder». De conquistarlo, pero sobre todo de mantenerlo, que es lo más difícil.