El resplandor de las hogueras encendidas hoy en Sagunto se dejó ver desde Madrid. La ministra de Industria, Reyes Maroto, accedió hoy a reunir a la mesa del automóvil, donde se sientan patronal y sindicatos, para buscar soluciones a la tormenta perfecta que se abate sobre la pujante industria del automóvil asentada en España.

Un centenar de sindicalistas se concentraron este lunes ante la puerta del ministerio de Industria en demanda de “medidas” que combatan el azote del virus y la transformación tecnológica, que fustiga a decenas de plantas españolas donde se fabrican vehículos y sus componentes, repartidas por todo el país.

Según los sindicalistas, Maroto cedió a la presión y accedió a convocar la mesa del automóvil, debido a la situación denunciada por el sindicato convocante Comisiones Obreras (CCOO).

Horas antes, a las cinco de la madrugada, ardían las primeras hogueras en Sagunto (Valencia). Allí, los trabajadores de Pilkington, una multinacional dedicada a la fabricación de parabrisas y otros productos, iniciaron hoy una huelga indefinida, que se prolongará hasta el 8 de diciembre. El motivo, el cierre de su línea de laminado, y su traslado fuera de España, que dejará sin empleo a un centenar de personas, según el ERE (expediente de regulaci´pn de empleo) presentado por la compañía.

Los problemas no acaban ahí. Más al norte, en Vilanova i la Geltrú, otros 350 trabajadores, en este caso de Mahle, ven peligrar su empleo, ante el cierre de la planta anunciado por la cabecera de la marca, una empresa alemana dedicada a la fabricación de piezas para motores y otros componentes.

Mahle, que tiene otras seis fábricas en España, en principio no afectadas, fabrica en Vilanova i la Geltrú piñones de motor para vehículos de alta gama, como Lamborghini o Porsche. Una pieza que, en los nuevos motores eléctricos, se ha vuelto innecesaria.

Los de Pilkington y Mahle no son casos aislados. Desde enero, unos 15.000 trabajadores han perdido su empleo en la industria del automóvil española, según los cálculos de Comisiones Obreras.

La crisis de demanda derivada de la pandemia, y los problemas que está teniendo la industria para arrancar tras el cerrojazo por la Covid, se hallan, además de la reconversión hacia la movilidad eléctrica, detrás de una situación que desde el sindicato califican de “tormenta perfecta”.

Ante esta situación, el Gobierno presentó en julio su royecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), dotado con una inversión de 4.300 millones, y que aspira a levantar otros casi 20.000 millones de euros hasta 2023, según confió durante su presentación el presidente del Gobierno Pedro Sánchez.

Sin embargo, el automóvil, además del PERTE, necesita ahora medidas a “corto y medio plazo”, que ayuden a capear el temporal, debido también a la falta de suministros, especialmente de semiconductores que ayuden a fabricar los chips que necesitan todos los vehículos.

Segun los expertos, la falta de chips va para largo. Y su solución, quizás a mediados de 2023, auguran, no podrá evitar las pérdidas de 180.000 millones de euros que los fabricantes han sufrido por el cuello de botella, que impidió fabricar unos nueve millones de vehículos, según los expertos.

“Los trabajadores sufren ya las consecuencias de un PERTE que se gestó sin perspectiva social”, denuncia la responsable de industria del sindicato, Garbiñe Espejo. “Más allá del PERTE, el sector necesita a corto y medio plazo medidas para revertir la situación. Unas medidas que lamentablemente aún no han llegado”, sentenció.