El mercado ha recibido con los brazos abiertos el resultado de la cumbre europea a pesar de que casi todos reconocen que no disipa todos los temores. Es más, más de uno sospecha que lo que ha recibido el mercado con estas muestras de satisfacción es el hecho de que China parezca dispuesta a respaldar al euro.

También cotizaron al alza los resultados empresariales que van desgranandose poco a poco, pero particularmente yo sigo viendo un problema. El fantasma real de la recesión está ahí y no se ha ahuyentado. Para propiciar más actividad económica es necesario más crédito y si el sistema financiero tiene que centrar sus esfuerzos en reforzar su base de capital más que en dedicarse a su negocio, que es ofrecer financiación al mercado, puede que estemos tratando de resilver un problema y agravando otro. El tiempo dirá, pero ya son muchas las voces muy autorizadas que han clamado contra los excesos de ortodoxia.

Será como sea, pero el caso es que el estirón de los índices europeos ha sido de los dignos de entrar en los registros históricos, lo que no está nada mal para disiipar dudas pasadas acerca de cuál era la intención real de los mercados tras la cumbre. Parece que el mercado coincide con los líderes europeos en que la clave está en el fortalecimiento a toda costa del sistema financiero y que minimiza los problemas que puedan surgir de Italia o de la falta de crecimiento.

Nos quedaremos con la espléndida reacción de hoy, que es para disfrutarla, pero les aviso que no está todo hecho ni mucho menos. La quita del 50% en la deuda griega parecía lo que esperaba el mercado, pero el frágil equilibrio se puede romper en cualquier momento e igual que las acciones financieras parecen vivir hoy su particular día de fiesta, hace no tanto vivían sus «semanas trágicas».

Al cierre, todo alegría, añadida por un dato de PIB americano mejor de lo esperado y que prácticamente dobla en el tercer trimestre el registro conseguido en el segundo. El Dax subió un 5,31%%, el FTSE un 2,89%, el CAC un 6,28% y el Ibex un 4,96%.