«Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado». Es el tono de «En busca del Papo», la primera novela en castellano del geriatra valenciano Francisco José Tarazona (autor de «Pandemonium», con el premiado relato «Ninai», «Por tierras chilenas», «Les Taques de Colors», «Primeres Fotos» y «Quimeres Amprades», además de ensayos históricos), y codirector de la publicación literaria ‘Ucrònica’.

La obra de 529 páginas editada por Letrame está protagonizada por dos geriatras que se embarcan en una hilarante odisea como trolls para tratar de que blogs y cualquier intervención en redes sociales tengan un mínimo nivel intelectual y literario.

En sus incursiones digitales, motivadas por las «ganas de dar por saco», encuentran unos escritos firmados por El Papo, lo que permite al lector recorrer Chile, conocer sus modismos, sus costumbres y la cruel huella dejada por la dictadura de Pinochet.

«En busca del Papo» denuncia la «responsabilidad de una sociedad impúdica obsesionada con referenciar cada hecho intrascendente» y que se dedica a «subir puntualmente toda acción que pueda suponer un ‘me gusta'».

Y que «en un momento en el que buena parte de la sociedad no se habla ni cuando se encuentran en el ascensor, la principal motivación humana fuera el número de comentarios, más o menos anónimos, que a alguien le escriben en un blog, en un perfil o en una cuenta de Twitter». «La adicción al recuento, a la estadística, a la clasificación no era más que el deseo de querencia y, detrás de la querencia, de aceptación», añade.

También critica «esa necesidad de perorata proselitista, de repetición sistemática de las consignas», «cualquier dogma que hiciera enardecer una pancarta sin el análisis crítico previo de por qué se adoptaba la postura».

Para comprobar «lo difícil que es caminar por el hilo del alambre que tensa la idolatría y la desmitificación; entre la presencia y la inexistencia», «el nexo entre el ayer y el mañana, el vértice equilibrado entre lo perenne y lo caduco, entre lo permanente y lo pasajero». Sobre todo para esos «náufragos de la repetición, descorchadores de la molicie dúctil del artificio banal».

Claro, que «no hay castigo más inmisericorde al vanidoso que la indiferencia».

La novela habla de «las intrascendencias habituales que acaban conduciendo a la desmemoria».

También critica que «lo politicamente correcto ha aniquilado el gusto por la provocación».

No pueden faltar algunas reflexiones sobre las dictaduras: «Las persecuciones siempre intensifican las paranoias. Esa es una de las claves para el éxito de toda satrapía».

Y sobre los que nunca las combaten: «Uno se cansa de la sociedad en la que vive, especialmente cuando ha intentado cambiarla. Joden mucho los falsos liderazgos pero todavía jode más la actitud de los colaboradores necesarios quienes, agazapados, están siempre esperando una recompensa. Nunca se implican por miedo a perder los méritos acumulados».