Manos que no dais, ¿qué esperáis?: tres mitos sobre el ‘mentoring’

29/11/2021

Julio Rodríguez Díaz, mentor empresarial. Los tres mitos evitan que la mentoría logre su potencial.

En términos sencillos, el mentoring se puede definir como una relación que se alimenta con una conversación sana, intelectual y mutuamente gratificante entre dos personas: una que tiene experiencia, habilidad y competencia en un dominio en particular, y otra que aspira a mejorar en ese mismo ámbito. En esta definición no hablo de edad, de un individuo mayor o más joven que otro, porque si bien la edad te da cierta experiencia, no necesariamente es aquí lo más importante.

La mentoría en mi propia experiencia es una forma de acelerar el proceso de aprendizaje. Hay un proverbio japonés que dice: “Mejor que mil días de estudio diligente es un día con un gran maestro”. Hay momentos en nuestras vidas en los que tenemos que aprender por nuestra cuenta, y otras ocasiones en las que debemos aprender lo más rápido posible.

Cuando vas a la escuela o a la universidad, se espera que aprendas los conceptos asistiendo a clases, leyendo las lecciones por tu cuenta y resolviendo problemas; el profesor está sobre todo para resolver tus dudas. Sin embargo, en el ámbito de la empresa, donde se te paga por tu tiempo, es necesario asegurarse de que uno aprende las habilidades y conocimientos que necesita de forma rápida. En este mundo donde el tiempo es dinero, obtener ayuda y orientación de las personas adecuadas es vital para acelerar tu aprendizaje y tus logros. El mentoring es una relación de confianza para compartir y aprender.

El problema es que alrededor de la palabra mentoría hay diferentes mitos e interpretaciones equivocadas que evitan que mediante su práctica se logre todo el potencial. ¿Cuáles son esos mitos más comunes?

♦ Mito 1: el mentoring solo beneficia al mentorizado (mentee, en inglés). Un dato obtenido de los numerosos testimonios recogidos estos últimos 15 años por la Red de Mentoring de España: el 83% de los mentores que han participado en una interrelación de mentoría han manifestado haber recibido tanto o más que los mentorizados.

La gente piensa que por ser una persona generosa, magnánima, todo lo que haces como mentor es dar sin recibir nada a cambio, sin embargo, esto no es cierto. Si profundizamos un poco, veremos que por muchas razones como mentor ganas tanto o más que tu mentorizado, pues estás obteniendo una validación real de tu propio conocimiento. Tu comprensión y experiencia mejoran como resultado de la interrelación con tus mentorizados. Tienes la oportunidad de ver cómo otras personas ven el mundo y los desafíos que enfrentan. Como mentor también aprendes algo nuevo, porque las situaciones de tus mentorizados o los desafíos que enfrentan te pueden obligar a pensar de manera diferente. Aprendes de las fortalezas y experiencias de los demás.

Qué decir de la satisfacción que produce el compartir, la posibilidad de dejar un legado, de permitir que el conocimiento no sólo permanezca dentro de uno mismo, de verlo crecer, y de poder transferirlo a otras personas. La mentoría es una forma de ver y hacer prosperar tu entorno personal y profesional, que perdurará mucho después de que te hayas ido para siempre. Una buena relación de mentoría nunca es un camino de un solo sentido.

♦ Mito 2: la mentoría implica una inversión muy elevada de tiempo que no tengo. Sí, estoy de acuerdo, cualquier actividad que valga la pena lleva tiempo. Pero en este mundo ajetreado en el que vivimos, tenemos una manera de encontrar tiempo para las actividades que disfrutamos o para invertirlo en las tareas pendientes. Las personas que afirman que no tienen tiempo para ser mentores, en realidad dicen que no ven valor en la mentoría.

Si eliges la pareja de mentoría adecuada desde el principio, el tiempo que dediques a construir esa relación aportará un valor muy grande. Una conversación poderosa de mentoría puede durar de cinco a diez minutos por teléfono o videoconferencia. O puede suceder durante una reunión de 20 minutos, si hay una agenda clara y enfocada. El valor radica en la calidad del tiempo invertido, no en la cantidad. El valor de la mentoría se debe medir por los beneficios incrementales obtenidos por el mentorizado y el mentor, y no por el tiempo dedicado por cualquiera de ellos. Cuando veas la mentoría de esta manera, el tiempo no se convertirá en un factor o una excusa para decir que no.

♦ Mito 3: la mentoría se debe hacer cara a cara, no se puede realizar ‘online’. La mentoría es ciertamente más poderosa cuando se lleva a cabo en persona, pero no debe limitarnos. Los mentores pueden crear un impacto significativo transfiriendo sabiduría a través de las fronteras, sin tener que viajar físicamente.

Vivimos en un mundo altamente conectado donde la distancia ya no importa. Todo lo que se necesita es que dos personas de cualquier parte del mundo confíen en el conocimiento, las aspiraciones y los valores del otro, y tengan el deseo de conectarse y tener conversaciones con el propósito de ir aprendiendo uno del otro. La distancia no es un impedimento para comprender lo que otra persona necesita ni para poder brindarle recursos, diferentes perspectivas y nuevas oportunidades.

Espero con este artículo estimular tu interés por ser mentor o participar como mentorizado en uno de los numerosos programas que desarrollamos en todo el mundo. Recuerdo hace muchos años que vi a mi abuela lavando la ropa de una vecina enferma, le pregunté por qué lo hacía, y ella me respondió: “Manos que no dais, ¿qué esperáis?”.


Julio Rodríguez Díaz (en Twitter, @juliorodriguezd) es empresario, escritor y conferenciante. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, es director de la Red de Mentoring de España (@redmentoring) y del IESE Mentoring Program.

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