El verdejo de Rueda y el tinto de Toro se dieron de bruces con un enólogo apasionado por encontrar la exclencia y elaborar vinos de alta calidad, François Lurton. De ahí que hace más de treinta años, este exquisito francés de cuarta generación de viticultores, encontrase una casa solariega del siglo XVII en localidad vallisoletana de La Seca. El edificio se encuentra construido sobre una red de galerías subterráneas a diez metros bajo tierra, que resulta perfecta para fermentar y dejar dormir sus vinos y es su centro de operaciones a caballo entre las denominaciones de Rueda y Toro.

François Lurton y sus primos Dany y Michel Rolland montan la Bodega Campo Eliseo, por eso de ser franceses y tener a los Champs Elysées  como buque insigna, pero también por ser el lugar por donde transitaba el Dios Zeus.

François Lurton en la bodega Campo Eliseo

Decir que Lurton es un enamorado del vino y no se cosecha hasta que él no prueba las uvas, sería una obviedad cuando su familia se ha dedicado a ello durante siglos pero hay quien recibe un legado y no sirve para ello. François, sí.  Dada la pasión que le pone a sus creaciones, las uvas de sus 18 hectáreas, en secano a 600 metros sobre el nivel del mar y próximas al Duero, las cosechan de día y a mano en pequeñas cajas de 20 kilos. Los racimos se dejan con el raspón porque al igual que se hace en el champagne, les sirve para controlar la prensa de las uvas. Esta labor comienza, por culpa del cambio climático, a primeros de septiembre. De Campo Eliseo salen unas 180.000 botellas al año de blanco de uva verdejo, después de haber pasado su tiempo fermentando con levaduras autóctonas en barrica de roble francés y también en curiosos huevos de hormigón. Los tiempos y el emplazamiento los marca el juicio del enólogo, pero siempre se deja reposar el vino unos diez o doce meses a 10 metros bajo tierra. Y como curiosidad decir que las malas hierbas las combaten soltando rebaños de ovejas y que Campo Eliseo se encuentra en la gama alta de los vinos blancos porque Lurton ha puesto en valor la uva verdejo de Rueda, le ha dado su sitio.

Campo Eliseo en Toro

Entre Zamora y Valladolid se encuentra la Denominación de Origen Toro, con su uva tempranillo registrada como tempranillo de Toro, que son las que se cultivan en Campo Eliseo. Todas ellas se gestionan con agricultura ecológica. Los viñedos están situados a una altitud de entre 620 y 750 metros. Hay viñas con conducción en vaso tradicional entre 900 y 1.100 vides por hectárea, son plantas que no se riegan y su edad media es de 40 años. También hay viñedos conducidos en espaldera de alta densidad con más de 6.000 vides por hectárea, como en Burdeos, son viñedos más jóvenes que producen una uva más equilibrada, con menos azúcares y mejor acidez. François se vanagloria de haber marcado tendencia con el cultivo en espaldera.

En Toro también se recoge la uva a mano en cajas y al entrar en bodega se realizan dos procesos principales de vinificación. Por un lado, la vinificación integral. Después de la mesa de selección, las bayas entran en barricas nuevas de roble francés para fermentar. Se realiza la fermentación alcohólica dentro de las barricas con levaduras autóctonas. Las extracciones se realizan sin abrir las barricas, al rotar estas sobre rieles unas calibradas veces al día, la parte solida se va triturando con la parte liquida. Un método singular que permite una integración muy fina de los componentes de la barrica.

Por otro lado, durante el otro proceso, el mosto realiza una prefermentación con maceración en frío, a 6 grados, durante cuatro a cinco días en piletas de hormigón. Seguido de una fermentación alcohólica tradicional conducida por levaduras autóctonas y con extracciones de bombeo y délestage que se ajustan cada año según la estructura de la materia prima. Una vez completada la fermentación y después de probar el resultado, se deja que el vino macere durante aproximadamente tres semanas, para extraer los taninos y obtener una estructura fina. La fermentación maloláctica se realiza en barricas de roble francés.

La crianza se separada por parcelas hasta el final del envejecimiento, entre 16 y 18 meses. Por último, el vino se embotella sin filtrar.

Dar con un enamorado del vino como François Lurton, que aprecie las excelencias del verdejo y la tinta de Toro y haya conseguido elevarlas a la primera división donde ambas juegan en la liga premium del vino es de agradecer y también su hospitalidad y la de todo su equipo, que estarán encantados de recibir las visitas de todos los enamorados del buen producto español y para alojarse nada mejor que el parador de Tordesillas y no marcharse de la zona sin probar las viandas de La Barra del Indiano en Valladolid, la experiencia roza el Olimpo de Zeus.