El optimismo se adueña de la mesa donde se negocia el final del contrato temporal

20/12/2021

Luis Martínez del Amo. Empresarios y sindicatos constatan “avances” en la negociación sobre la nueva reforma laboral.

(I-D) El presidente de CEOE, Antonio Garamendi; el líder de UGT, Pepe Álvarez; la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; el presidente de Cepyme, Gerardo Cuevas; y el líder de CCOO, Unai Sordo

La negociación parece encauzada. Y los negociadores, sin lanzar las campanas al vuelo, cambian el tono de sus declaraciones. Hoy lunes, tanto Comisiones Obreras (CCOO) como la empresarial CEOE certificaron los avances conseguidos en la negociación, que, aunque podría alargarse durante una parte del mes de enero, está llamada a transformar el modelo de contratación de nuestro país.

El líder patronal, Antonio Garamendi, varió el tono de sus palabras y anunció este lunes que la negociación sobre la reforma del mercado de trabajo “va avanzado”, aunque quizás haya que alargar hasta enero el calendario de reuniones, que mantienen a diario los negociadores del Gobierno y de los sindicatos y las organizaciones empresariales.

El optimismo, aunque la negociación no está cerrada, es tal que Garamendi habló hoy incluso de llegar a enero “simplemente porque quedara algún detalle”, señaló sin desvelar los términos de la negociación.

De igual manera, el líder de CCOO, Unai Sordo, constató los “avances en la negociación” que inducen a pensar que hoy las posibilidades de que haya un acuerdo que incluya a los empresarios “son mejores ahora que hace una semana”, afirmó el líder sindical en declaraciones a RTVE.

Aunque volvió a destacar sus líneas rojas —reducir “drásticamente” la contratación temporal, paliar la precariedad y volver a ganar peso en los convenios colectivos— Sordo incluso se atrevió a pronosticar que esta reforma laboral será la primera en dos décadas que recupere derechos de los trabajadores, en lugar de degradarlos, como una forma esta de abaratar el factor trabajo.

Con todo, continuó Sordo, la negociación sobre las reglas del juego que atan a empresarios y trabajadores afronta unos días “decisivos”, advirtió el sindicalista, quien advirtió que hay todavía un buen puñado de materia “que no están cerradas”.

Un nuevo contrato fijo para la construcción

Los avances en la mesa de negociación podrían deberse a un nuevo elemento que el Gobierno ha puesto sobre la mesa, que ha contribuido a vencer la resistencia empresarial. Se trata de un contrato específico para el sector de la construcción. Una nueva fórmula contractual que contribuya a parar el doble golpe propinado por los tribunales y por la futura legislación, que prevé eliminar el muy frecuente contrato de obra y servicio en el sector. Y que, a cambio de elevar la indemnización por despido, ofrezca a los empresarios del ‘ladrillo’ algunas ventajas frente al contrato indefinido ordinario.

Este nuevo contrato de la construcción, avanzado por el propio Garamendi el pasado fin de semana, habría contribuido a despertar el interés de CEOE por estampar su firma en el acuerdo.

Según avanzó Cinco Días, este nuevo contrato, en realidad un híbrido entre el contrato de obra y el indefinido, ofrecería a los empresarios la posibilidad de rescindirlo, siempre que antes el patrón ofrezca al trabajador una nueva colocación en otra obra, incluso si para ello es preciso un proceso de formación o recualificación.

De este modo, los constructores contarían con un contrato, que aun siendo nominalmente fijo o, mejor dicho, indefinido, se adaptaría mejor a la naturaleza de su actividad, resuelta hasta ahora con contratos de obra y servicio, a pesar de la resistencia de los tribunales, que a principios de año, decidieron poner fin a la orgía de temporalidad en el sector, y desvincular la ligazón entre contratas y contrato por obra.

Una sentencia del Tribunal Supremo que en principio concierne a todos los sectores, y no solo a la construcción, y que los patronos habrán tenido muy en cuenta a la hora de negociar una solución, que les ayude a gestionar la transición, y la nueva realidad, de un mercado de trabajo sin contratos temporales, por primera vez en treinta y cinco años.

Y es que la futura reforma laboral, además de devolver el poder a los sindicatos en algunas normas que conciernen a la negociación de convenios, y a su validez, pretende que a partir de su aprobación el próximo mes de enero, el contrato temporal deje de existir, al menos como norma, y se convierta en algo de verdad ligado a los picos de producción, sustituciones y otras situaciones que requieren de un refuerzo de la mano de obra.

Una apuesta por la que Bruselas —que condiciona su ayuda a España frente a la Covid a la aprobación de una reforma laboral que dé carpetazo a la temporalidad— parece dispuesta a esperar. Al menos unas semanas.

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