La Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) ha vuelto con sus previsiones, casualmente un día antes de que el nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, tome posesión de su cargo, y dos días antes de que el grupo del G-20 se reuna en Cannes para adoptar nuevas decisiones. Y lo ha hecho advirtiendo a Europa de que si no adopta medidas volverá a recaer  en la recesión, pese a los acuerdos de la última Cumbre Europea.

Lo cierto es que cuando en la Unión Económica y Monetaria los países del euro han optado por defender el sistema financiero, la OCDE les recuerda la necesidad de que la economía europea se granjee la confianza del resto del planeta así como que su sistema financiero recupere la credibilidad perdida, al igual que las cuentas públicas, tres cuestiones que solo se pueden lograr reformas estructurales y rebajando tipos de interés a fin de que sea posible el acceso a los créditos. Un mensaje, por tanto, directo a Draghi en su relevo de este martes de Jean Claude Trichet.

En un extenso comunicado, la organización con sede en París insiste en sus previsiones que auguran un estancamiento de la economía en los países de la eurozona (como botón de muestra la confirmación este lunes del Banco de España y su confirmación de que en el tercer trimestre la economía española tendrá un crecimiento cero), y la ralentización del crecimiento del resto de los países en desarrollo por culpa de los países del euro. De ahí, reclama la organización, que el G-20 deberá fijar una «acción concertada» entre sus miembros para evitar los riesgos que en estos momentos acechan a la economía mundial.

No obstante, la OCDE ve con buenos ojos el paso logrado por la Cumbre Europea con el plan de recapitalización del sistema financiero europeo, así como del resto de las medidas. Pero, eso sí, siempre y cuando todos los puntos se pongan en marcha cuanto antes y se conviertan «en realidad sin demora y con fuerza».

Y estancamiento económico es que la eurozona solo vaya a crecer el próximo año tres décimas, después que se espera que este ejercicio acaba en un 1,6%. En todas las previsiones los augurios no son nada buenos, ya que 2012 volverá a ser un año «negro» con caídas de actividad en muchos de los países del euro, para que en 2013 las aguas económicas vuelvan a su cauce y arranquen una mejora del 1,5% de media.

G20, reunión también decisiva

Tras la Cumbre Europea, -que expertos, analistas, economistas y políticos han coincidido en señalar como una de las más importantes y decisiosarias de cuantas se han celebrado desde que estalló la crisis-, este miércoles el ámbito político y económico tiene sus ojos puestos en las decisiones que se puedan adoptar en el G-20. Las fórmulas para solucionar los problemas de la economía mundial tendrán que salir de esta reunión, en la que estarán presentes las 20 principales economías del planeta.

Para evitar que el encuentro termine en un fracaso, el propio presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se reunirá antes con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel. Esta última no se lo va a poner fácil al presidente estadounidense, empeñada como está en que también EE.UU. introduzca un impuesto a las transacción financieras como van a realizar todos los países de la eurozona. La medida todavía se tendrá que ajustar y desde Alemania continúan las propuestas ya que pretenden que dicho tasa venga acompañada por una regulación más estricta del sector financiero en el que se ejerza por parte de los bancos centrales un mayor control de todos los productos financieros considerados de «alto riesgo».

En Europa también se habla de la unión fiscal, pero todos los países saben que, al margen, del liderazgo que ejercen Alemania y Francia, por ser las dos economías más grandes de la eurozona, también se precisan de instituciones con mayor autoridad. En el trasfondo subsiste la necesidad de defender al euro de todos los ataques recibidos durante el último año y medio. El último, el que está recibiendo Italia, y no muy lejos España. Tras la Cumbre del pasado 26 de octubre se espera que todos los países se pongan a hacer los deberes cuanto antes.

Habrá que ver si el referendum que ha decidido hacer el Gobierno que preside Yorgos Papandreu no supone un nuevo traspiés para el euro, después de que el problema pasrece encauzado. De momento, las encuestas anuncian que el 60% de los griegos no quieren el segundo rescate (130.000 millones) que tanto le ha costado pactar a los países comunitarios.