Las bajas por no superar el período de prueba vuelven a crecer con fuerza. En noviembre las salidas por este motivo se situaron al mismo nivel que antes de la pandemia. Una situación que no afectó solo a los indefinidos, sino también a los trabajadores temporales, forzados a abandonar sus puestos sin cobrar indemnización alguna.

En noviembre el número de bajas por no superar el período de prueba afectó, solo entre los trabajadores con contrato indefinido, a más de 380 personas.

La estadística refleja así la vuelta a los momentos anteriores a la pandemia, cuando la cifra tendió a estabilizarse en torno a las 400 bajas entre estos trabajadores.

La llegada de la pandemia trastocó todo. En primer lugar su irrupción multiplicó por dos el número de bajas por este motivo el mes de marzo con respecto al mes anterior.

Una situación que también afectó a los trabajadores temporales, con 4.350 bajas solo ese mes por esta causa.

En total, más de 5.000 trabajadores abandonaron sus empresas en marzo de 2020 —el primer mes de la pandemia— por una causa en principio no pensada para facilitar la salida de los trabajadores por causas ajenas a su valía para el puesto.
La cifra es poca cosa si se compara con los 800.000 puestos de trabajo que se perdieron esos días a consecuencia del confinamiento estricto frente al Covid.

Pero es significativa dentro de la propia estadística, que refleja además otras perturbaciones. La principal, la desaparición, en 2019, del contrato de emprendedores.

La reforma laboral de 2012 disparó las bajas

Este contrato de emprendedores, creado en 2012 por el Gobierno ‘popular’, como una de las medidas estrella de su famosa reforma laboral, amplió las bonificaciones o descuentos en los pagos a la Seguridad Social de las pymes, y amplió a un año el período de prueba de los trabajadores contratados para un puesto.

Durante ese año las empresas que utilizaran este contrato podían despedir sin causa a sus trabajadores, sin abonar ni un euro en concepto de indemnización por despido.

Pronto las cifras de salidas durante este período de prueba reaccionaron a la medida. En 2012 las bajas apenas llegaban al centenar al mes entre los indefinidos. Dos años más tarde se habían triplicado. Y no cesaron de crecer hasta que, en 2019, el nuevo Gobierno decretó la desaparición de esta fórmula contractual. Entonces rondaban ya los 900 casos al mes.

La causa alegada por el Gobierno de Pedro Sánchez para suprimir el contrato de emprendedores fue precisamente que era una fórmula que fomentaba la precariedad entre los trabajadores, en sintonía con las protestas de los sindicatos. Pero lo cierto es que el contrato se creó en 2012 con la previsión de pervivir únicamente mientras la tasa de paro sobrepasara el 15%. Entonces se situaba ya por debajo.

Después de la desaparición del contrato de emprendedores, el número de bajas se hundió hasta estabilizarse en verano en torno a las 400 bajas mensuales.

La llegada de la pandemia, aunque disparó las bajas en un principio, las hundió posteriormente, junto con el conjunto de la contratación. Como no se contrataba a nadie, tampoco se despedía a nadie en el período de prueba. Y las bajas cayeron por debajo de los cien casos al mes.

El pasado mes de noviembre volvieron a situarse en torno a las 400, el valor anterior a la eclosión de la pandemia.