La quimera del empleo y el desplome de la productividad

12/01/2022

José María Triper.

Dice sabiamente el refranero eso de dime de qué presumes y te diré de qué careces. Aforismo que bien se puede aplicar hoy a la factoría Sánchez&Díaz Producciones que sólo unos días después sacar pecho por los relativamente positivos del paro registrado en diciembre -mes tradicionalmente bueno por el efecto de las rebajas y las Navidades-, viene Eurostat, la oficina europea de estadísticas, para devolverles a la dura realidad y recordar que España es el líder absoluto del desempleo de la UE, que por sexto mes consecutivo es la economía europea con mayor tasa de paro, el 14,1% duplicando la media de la zona euro, y que el desempleo juvenil llega al 30% con medio millón de menores de 25 años sin trabajo.

Y esto no son bulos de lobbies o de la derecha. Son datos oficiales de la Unión Europea, que corroboran informes de instituciones españolas en los que se aclara que la cifra de parados sólo se ha reducido en 163.000 personas durante el Gobierno de Pedro Sánchez, que la mayor parte del empleo creado es empleo público, y que, como apuntan desde FUNCAS en el sector privado todavía faltan más de 100.000 afiliados a la Seguridad Social para recuperar los niveles previos a la pandemia.

Pero con ser esto un pesado lastre para el país que la OCDE confirma que es el último del mundo desarrollado en la recuperación de su economía, ocupa el puesto 23 de 23, lo más grave es comprobar que detrás de esta mejora del empleo durante 2021 se esconde la mayor caída de la productividad de toda la historia económica reciente. Un descenso 6,6% con respecto al inicio de la crisis o, lo que es lo mismo que con el mismo número de trabajadores en activo que en 2019 se genera un producto interior bruto (PIB) un 6,6% inferior, debido en gran parte al aumento del peso del empleo público, uno de los menos productivos de todas las actividades económicas.

El elevado peso en la economía nacional de los sectores peor posicionados de cara al futuro como el comercio, la hostelería o el transporte explica también el bajo crecimiento de la economía y de la productividad españolas en la recuperación. Mientras que, como apunta un reciente estudio del Banco de España, sectores económicos, como la fabricación de productos informáticos y electrónicos, las actividades profesionales, científicas y técnicas, las de I+D, las de información y comunicaciones, y las financieras y de seguros que se encuentran muy bien posicionados en términos tanto de productividad como de resiliencia de cara al futuro, tienen un peso relativo en el PIB español inferior al de otros países del entorno.

Esta evolución implica que España se aleja del nivel de productividad de otras economías más desarrolladas. De hecho, Eurostat sitúa ya a España como el peor país de la UE en recuperación económica y pérdida de productividad y tomando como referencia al conjunto de la Unión Económica y Monetaria (UEM), en la actualidad la productividad del trabajo de la economía española es un 18,7% inferior, cuando en 1995 la diferencia era de sólo el 9,6%.

Y con estas cifras de PIB, empleo y productividad nos enteramos de que un tercio de los 7.000 millones aprobados por el gobierno para ayudas directas a pymes y autónomos no ha llegado afectadas por los requisitos del Gobierno y la complicada tramitación. Justo cuando los datos recientemente publicados por el Radar de Asexor y pese a las medidas adoptadas por el Ejecutivo para frenar las insolvencias, el año 2021 ha cerrado con un total de 5.496 concursos de acreedores, cifra un 31,11% superior a la registrada en 2020, siendo comercio, construcción y hostelería los sectores más afectados , mientras que a nivel regional Cataluña, con 1373 concursos y un crecimiento del 38,41%, se convierte en la comunidad autónoma donde más concursos de acreedores se declararon a lo largo del ejercicio.

Aumenta también un 20,02% la mortalidad empresarial, con 63.357 disoluciones empresariales que se contrarrestan con una subida del 34,06% en la creación de nuevas sociedades, hasta 63.357, pero que se concentran mayoritariamente en sectores de bajo posicionamiento y productividad como comercio y construcción. Y, ojo al dato, Madrid lidera, un año más, el emprendimiento con 24.021 nuevas empresas en la región y un crecimiento del 36,94%. ¿Por qué será…?

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