EDF, el gigante francés de la electricidad, ha vivido este viernes su peor día en Bolsa desde que comenzó a cotizar en el mercado bursátil. Llegó a caer un 25%, y ha cerrado con un desplome del 15%. Varios factores parece que se juntan para que se produzca esta debacle en el que pesa con fuerza la decisión del Gobierno de París de controlar los precios de la electricidad, que están desbocados como en toda Europa.

La empresa eléctrica tendrá que contribuir a la reducción del impacto de los costes energéticos en los consumidores, según la decisión del Gobierno de Emmanuel Macron, en una etapa marcada además por la inminentes elecciones presidenciales. Una decisión conflictiva. y más porque el Estado tiene todavía el 81% de las acciones del grupo eléctrico.

El Gobierno ha anunciado que EDF tendrá que liberar una parte de la producción de sus activos nucleares a un precio reducido a sus competidores, con  el fin de limitar el alza de las tarifas eléctricas un 4% en febrero. Esta medida reduciría el resultado bruto de explotación (Ebitda) este año en casi 8.000 millones de euros. En este escenario los analistas estiman que EDF necesitará un aumento de capital.

Además esta semana la industria nuclear francesa ha vivido otra noticia negativa, que está relacionada con el desarrollo del reactor Flamanville 3 por razones de seguridad y de calidad. La fecha de carga de combustible se pospone desde finales de 2022 al segundo trimestre de 2023. Mientras, la estimación del coste del proyecto pasa de 12.400 millones de euros a 12.700 millones de euros.

Este plan, que intenta controlar el impacto de las subidas del gas y de los derechos de las emisiones de CO2 en los consumidores finales, coincide con la iniciativa del Gobierno francés de defender que la producción atómica sea considerada como energía verde por Bruselas.

Este viernes la caída de EDF se ha trasladado en España a las cotizaciones de Endesa e Iberdrola, mientras que, por el contario, Naturgy se mantiene en récords.