El sindicato UGT ha exigido hoy a la patronal CEOE la firma de un nuevo acuerdo por el empleo y la negociación colectiva (AENC) que iguale la inflación prevista del 3,7% en 2022, según el Banco de España.

Además el sindicato reclama al Gobierno que convoque de “urgencia” la mesa tripartita donde se negocia el alza del salario mínimo (SMI), a fin de alcanzar los 1.000 euros con efectos retroactivos desde el pasado 1 de enero.

El sindicato exigió a CEOE la negociación de un nuevo acuerdo estatal sobre salarios y negociación colectiva, tras conocer hoy el dato definitivo del IPC, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), que acabó el año en un 6,5% respecto a diciembre de 2020; y una media del 3,1%.

UGT recordó que el Banco de España prevé que la inflación continúe en tasas altas a lo largo de 2022, hasta acabar en una media del 3,7%; superior al 3,1% del pasado 2021.

Según UGT los patronos deben negociar un marco que ofrezca “seguridad y confianza” a la economía, fijando una senda de subidas salariales para 2022 equivalente a ese 3,7% de inflación media prevista por el Banco de España.

Además, la central que dirige Pepe Álvarez exigió al Gobierno que convoque de “urgencia” a la mesa del diálogo social, a fin de retomar la senda de subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), hasta situarlo en 1.000 euros, con efectos retroactivos desde el 1 de enero, frente a los 965 euros actuales (por catorce pagas).

El sindicato culpó a los precios de la electricidad del aumento de los precios durante 2021, y pidió al Gobierno que mantenga medidas como el bono social, en tanto la situación se normalice, y aumente su presión en Bruselas a fin de poder modificar el sistema de fijación de precios en España.

Por último el sindicato afirmó que las empresas están trasladando el incremento de los precios energéticos y de materias primas a los consumidores, como prueba el hecho, dicen, de que la inflación subyacente —que excluye alimentos frescos y energía— haya terminado el año en el 2,1% de tasa interanual.

CEOE reclama control salarial

Por su parte, los empresarios hicieron una lectura muy distinta del dato de inflación. Para CEOE, “algunos sectores” de la economía española “no han repercutido” al consumidor el aumento de los costes de producción, sino que lo han restado de su margen de beneficios.

Así, los empresarios destacan que la inflación subyacente, que acabó el año en el 2,1%, marcó sin embargo una tasa media del 0,8% en el conjunto del año.

A diferencia de UGT, que destaca la aceleración de la inflación que espera el Banco de España, al menos en sus valores medios — hay que recordar que el IPC comenzó el año pasado en valores muy bajos; un 0,5% —, los empresarios confían en que el impacto de las materias primas sobre la inflación general “se vaya desacelerando” a lo largo de este 2022.

Y piden evitar que la actual alta tasa de inflación se traslade a precios finales o salarios a fin de “no prolongar más su efecto”.

Los empresarios, que se resisten a convocar la mesa de negociación bipartita donde se negocie un nuevo acuerdo estatal sobre salarios, ven sin embargo “riesgos para la competitividad” de las empresas españolas en caso de que el alza del IPC se prolongue en el tiempo; y se amplíe la brecha con Europa en el comportamiento de los precios.

Tras recalcar el “fuerte componente de ‘efecto base’ de la tasa actual de incremento del IPC —ya que en 2020 los precios cayeron hasta el mes de diciembre—, CEOE subraya la situación “delicada” de “muchas empresas” tras meses de crisis y restricciones a la actividad económica.

Por eso, y tras un análisis desagregado donde destacan el incremento del 40% de los precios energéticos, con subidas del barril de petróleo en euros cercanas al 60% el pasado mes de diciembre respecto a un año atrás, así como la extrema volatilidad del precio del crudo asociada a las expectativas de evolución de la pandemia, vaticinan que el crudo bajará su precio a medida que avance el año, según anticipan los mercados de futuros, ayudado por un ‘efecto base’, esta vez positivo, con respecto al pasado 2021.

“Tanto el Banco Central Europeo como la Comisión Europea ven el aumento de las materias primas actual como algo transitorio y se debe evitar, en la medida de lo posible, su traslado a precios finales o salarios para no prolongar su efecto”, reiteran los patronos.