Según una estimación del último barómetro de Clima Social de Metroscopia la tendencia creciente hacia el bipartidismo -en la actual legislatura PP y PSOE obtuvieron el 83,8% de los votos- quedaría interrumpida: la cifra que obtendrían estos dos partidos sería de 75.5%. Pero entre el bipartidismo reinante y el nacionalismo asfixiante que machaca por los intereses de muy pocos en detrimento del bienestar de la grandísima mayoría, existen opciones alternativas, como UPyD. Ninguneado por los partidos mayoritarios -con intención sibilina a su mayor conveniencia- y por los medios de comunicación -más apegados a sus líneas editoriales que a la independencia plena que de ellos se espera- esta reciente opción política pelea por hacerse un hueco. Faltos de presupuesto -ni siquiera pueden pagar encuestas internas- suplen esa carencia con ingenio, esfuerzo y tomando el pulso a la calle: llevan la política a esquinas, plazas y espacios públicos. Entre las propuestas de su programa, incluyen algunas reclamaciones de la sociedad española -y evitadas hasta la fecha por PP y PSOE- como la reforma de la Ley Electoral para recuperar la igualdad de voto y una representación territorial equilibrada, sustituyendo el polémico sistema D´Hondt por otra fórmula electoral más proporcional. Como paso previo a las listas abiertas presentan listas desbloqueadas en la elección de diputados, contando el elector con la posibilidad de alterar el orden de los candidatos en la lista. Plantean una reforma constitucional que evite duplicidades y establecen como competencias exclusivas -e intransferibles- del Estado la representación internacional, defensa, justicia, educación, sanidad, medio ambiente, protección civil y recursos naturales, sin obviar la supresión de la anacrónica discriminación por razón de sexo en la sucesión de la Corona -a estas alturas somos el único país europeo que no ha tomado medidas al respecto-. Para reforzar la independencia judicial, entre otras cosas, pretenden despolitizar el cargo de Fiscal General del Estado que será elegido por una mayoría de 3/5 del Parlamento de entre una terna votada, por sufragio secreto y directo, por los fiscales en ejercicio. Sugieren una reforma del mercado de trabajo con un modelo laboral en el que los nuevos contratos sean indefinidos, los temporales suprimidos y las indemnizaciones menores, aumentando progresivamente en función de la antigüedad. Piden un Pacto de Estado en educación que parta del reconocimiento de los profesores como los verdaderos expertos en materia educativa. Pretenden regular de forma flexible la edad de jubilación, incentivando adecuadamente la prolongación voluntaria de la vida laboral. Todos los trabajadores que hayan superado el período de cotización necesario para el 100% de su pensión podrán utilizar la suma de todas sus cotizaciones para el cálculo de la base reguladora. Pretenden eliminar los privilegios en las pensiones de diputados y senadores. UPyD da prioridad a la transparencia en el ejercicio público y a la lucha contra la corrupción: los imputados por delitos contra las Administraciones Públicas no podrán ser candidatos en procesos electorales. Promoverán una nueva Ley de exigencia de responsabilidad civil -y hasta penal para los casos más graves- de aquellos que tras la finalización de su mandato hayan ocultado deudas o impagos del órgano o administración bajo su responsabilidad. Se empeñan en establecer la incompatibilidad de percibir más de un sueldo por ocupar puestos de carácter político. Creen vital la despolitización del empleo público para eliminar el abuso de la libre designación limitando por ley el número máximo de personal eventual, profesionalizando el puesto de directivo público: no podrá usarse el sistema de libre designación para proveer ningún puesto de naturaleza técnica. Y suprimirán las remuneraciones de los ex presidentes que serán incompatibles con cualquier otro salario público o privado así como las demás pensiones para ex altos cargos políticos.

Nuevas opciones políticas con iniciativas son positivas para fortalecer nuestra maltrecha democracia. Aunque no disponer de representación institucional ni de los recursos económicos que ésta trae consigo imposibilitan la tentación de corrupciones y demás debilidades implícitas a la condición humana. ¿Mantendrá UPyD idéntica filosofía si alcanza el poder o caerá entonces en lo que pretende erradicar y tanto critica? Es lo que ha conseguido la casta política actual: cualquier buena intención se convierte en duda razonable para los ciudadanos.

Twitter: @CarmelaDf