El espíritu de Pericles

02/11/2011

diarioabierto.es.

No creo que en uno de esos duermevela generado por la grave situación de su país a Papandreu se le haya aparecido Pericles para recordarle dónde y cuándo floreció la democracia. El referendo griego, en apenas horas ya más afamado que el yogur, huele más a componenda interna que a espíritu participativo de unas masas enardecidas, y no sin razón, desde hace tiempo. Pocos dudan de las consecuencias calamitosas que tendrá ya no un revés en las urnas sino la tardanza en la convocatoria, pero, por esa maldad innata de uno que contradice en todo a Rousseau, sólo por ver la cara a la hora de encajar la noticia de Merkel y Sarkozy o la de algún broker que ya había apartado de sus previsibles trinques especulativos la entrada para el jet privado igual merecen la pena estos sofocones. Del rictus de Zapatero ya no hablo porque no lo muda se hunda Europa o gane el Barça.

De todos modos, el desbarajuste es tal que ni el acuerdo de antes aseguraba nada ni la enorme zancadilla de ahora tampoco. Simplemente, la impresión mundana, es decir aquella de los ignorantes que sustentamos el tinglado, es que, siendo benevolentes, estos grandes líderes actúan con más voluntad que acierto y, siéndolo menos, que no tienen ni idea de cómo salir de este berenjenal. Sólo bajo esa alocada veleta se justifica que los bancos españoles gozaran de una salud de hierro poco antes de que Europa los pusiera orejas de burro o que se saliera de la cumbre con un general frotamiento de manos sin reparar en que los gobiernos domésticos todavía tienen algo que decir aunque sea para equivocarse. Probablemente sea el caso.

Lo que es seguro es que las ideologías, que ya de por sí cuentan con un pésimo cartel, se diluyen aún más en esas fotos de la familia comunitaria en las que, por mucho zoom que se aplique, da la impresión de que cada vez están más lejos de los ciudadanos. Más que gobernantes de distintos países y de idearios heterogéneos se diría que parecen un coro que sale de gira con cierta periodicidad y que últimamente desafina que da de todo menos gusto. Menos mal que siempre nos quedará el G-20 para complicar aún más las cosas.

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Un pensamiento en “El espíritu de Pericles

  1. Lo siento, nada interesante. Citar a Pericles y luego a Rousseau sin nada en que apoyarse, sólo indica lo gratuito de ambas citas, vacías de contenido, dejando al lector que rellene los huecos con alguna de las ocurrencias del autor de este artículo.

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