¿Preparados? ¿Listos? ¡YA!

19/01/2022

Hernando F. Calleja.

A la hora en que escribo estas líneas, el bund alemán ha entrado en rentabilidad positiva después de más de treinta meses por debajo del listón neutral. Cierto que el dato es más que modesto, se situó en el 0,022 por ciento, pero marca un punto de inflexión en la tendencia de este activo. El contexto no lo hace sorprendente. Inflación disparada, endurecimiento de los estímulos monetarios por parte de la FED y el final anunciado de las compras de activos PEPP  por el Banco Central Europeo dentro de dos meses.

Comienza, pues, la carrera de la normalización en los mercados de deuda y los debates políticos para una fase distinta nos hacen preguntarnos cómo va a afrontar España la nueva etapa. El movimiento casi imperceptible del bono alemán registró un todavía pequeño temblor en la prima de riesgo española, pero se percibió con claridad.

Como en cualquier carrera, los tres tiempos del punto de partida no nos favorecen especialmente. A la primera voz, la de ¿Preparados?  Hay que acudir a los datos que el martes publicó el Banco de España, correspondientes al mes de noviembre, que siguen una línea preocupante. El conjunto de las Administraciones Públicas totalizó una deuda de 1,426 billones de euros, con una tasa de incremento interanual del 8,7 por ciento, más de dos puntos de aumento que la inflación anual. De ella, el Estado anotó deuda por 1,241 billones de euros, con un incremento del 6,3 por ciento, pero a la que hay que añadir  los 55.000 millones del epígrafe Otras Unidades de la Administración Central, que supone un crecimiento del 121,2 por ciento, por culpa de la asunción de la deuda de la Sareb. La Seguridad Social, por su parte, alcanzó 94.000 millones de deuda, con una tasa de incremento del 10 por ciento. O sea, que de preparados, poco.

Vayamos al segundo tiempo de la salida. ¿Listos?  Ya hemos dicho más arriba que en el mes de marzo, el BCE pondrá fin al Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP)  y, aunque flexibilizará el programa de compras normal  (APP) éste ni se aproximará a las cifras del  PEPP. Tomada nota de esta situación por parte de los países más endeudados de la Unión Monetaria Europea, el reflejo inmediato ha sido defensivo. No ha hecho falta irse muy lejos para comprobarlo. La visita del canciller Olaf Scholz a Pedro Sánchez ha puesto en evidencia que, pese a las sintonías que se quieran buscar en materia ideológica con el nuevo Gobierno alemán, éste sigue la estela merkeliana y apela a la disciplina fiscal desde ya. Y para eso, España no está lista, ni mucho menos.

Nos queda la voz de !Ya!  que desatará un correoso debate Norte-Sur en la Unión Monetaria en el que España no va a tener argumentos para sostener su inapelable necesidad de periodificar el proceso de disciplina fiscal y evitar un choque traumático de una economía que está hoy más lejos que hace unos meses de enderezar sus cuentas y comenzar a disciplinar sus excesos.

Por seguir al socaire de los datos actuales, me fijo en el Indicador de Confianza Empresarial (ICE), que registra para el primer trimestre de este año una caída de la confianza de los empresarios del 2,5 por ciento, el primer descenso desde el segundo trimestre de 2020. Evidentemente, son el turismo y la hostelería donde las opiniones empresariales son más negativas, pero en otros sectores no están para fiestas tampoco.

El Gobierno se indigna por la falta de fe de los empresarios (ojo, el ICE lo elabora también el Instituto Nacional de Estadística, pararrayos de todas las iras gubernamentales). El Ejecutivo lo fía todo a los fondos europeos NG, pero los empresarios son escépticos. Por ahora los grandes proyectos, si los hubiere, no son más que papel y tardarán en comenzar a materializarse y mucho más en ser económicamente visibles. Y, por otra parte, gastar de esos fondos en encuestas como el Ministerio de Comercio o en la renovación de las oficinas de los sindicatos no parece el camino de una gran reactivación económica.

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