La primera medida real para castigar por la vía económica a Rusia por la decisión del Kremlin de reconocer la independencia de las regiones separatistas del este de Ucrania llega de Alemania, aunque horas después EE UU anunció que Rusia no tendrá acceso a los mercados financieros.
Pese a la fuerte dependencia del gas ruso, el canciller alemán, Olaf Scholz, ha manifestado que la escalada del conflicto en la zona impide analizar de nuevo la aprobación del régimen comercial que permitiría la entrada en funcionamiento del gasoducto Nord Stream 2.
Es una infraestructura de una importancia estratégica para Alemania, que depende de Rusia en más del 50% de su consumo del gas, y que está viendo como se reducen sus reservas cuando todavía quedan meses fríos por delante. Es más relevante para el consumo doméstico, en especial para la calefacción, que para el de las empresas.
Para Rusia, no es menos importante. El objetivo que motivó su construcción fue contar con una red de transporte que no atravesará Ucrania, a la que tiene que pagar el canon que se establece por el tránsito.
La decisión de Berlín se suma a las incertidumbres que se crean en una situación de conflicto bélico en áreas estratégicas para el suministro energético. Las cotizaciones de los futuros suben tanto en el mercado de Estados Unidos como en el de Europa.
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