Cuando se pasea cerca de Serrano 45, hay una terraza -a pie de calle y en un nivel inferior- que siempre está repleta de comensales. Se trata de Bar Carallo -término que se emplea en Galicia para referirse a algo sorprendente o insólito-; un establecimiento que ha sabido consolidar su propuesta, basada en los mejores sabores de Galicia en el corazón capitalino. Su cocina de horario ininterrumpido lo convierte en un lugar perfecto para disfrutar de un tapeo y raciones de calidad a cualquier hora. Incluso preparan queimadas todas las noches de la semana.
La propuesta de Carallo tiene sus pilares en una buena materia prima y en una cocina tradicional, aunque con una versión actualizada que aporta un toque contemporáneo a productos y elaboraciones conocidos por todos. Su propuesta funciona tanto para compartir como para degustar en platos principales; aunque como los platos son de los que suelen gustar a la mayoría, apetece pedir varios para probarlos entre los comensales.
Para empezar qué mejor que hacerlo con un plato de lacón fresco cortado a cuchillo. Muy buenos los mejillones -con cítricos o con chili para los amantes de un acertado toque picante- y los berberechos (recomendamos los que preparan en salsa thai). Como no podía ser de otra manera, muy recomendable el pulpo, tanto en su versión más tradicional a feira y con cachelos, como en una versión a la brasa con patatas revolconas, kalamata y mojo canario. También imperdibles las croquetas de mejillón tigre y las de lacón con grelos. La tortilla de patatas se prepara al estilo de Betanzos con huevos de gallinas que viven en libertad en el Pazo de Vilane (Lugo).
Para seguir, hay algunos guisos al estilo de las abuelas, así como una variedad de pescados y carnes de calidad, entre las que destacan el cabracho frito; los chipirones a la brasa en su tinta con picada escabechada; el entrecot de vaca rubia gallega con sus patatas fritas y sus pimientos del Padrón; y la presa ibérica con crema de queso San Simón. Un aviso para los fanáticos de la tarta de queso: la de Carallo, muy cremosa y elaborada con quesos de la región -que también pueden pedirse en tabla- se sitúa en el podio de las mejores de la ciudad.
Las bebidas tienen también su toque gallego, como cerveza Estrella Galicia y una carta de coctelería que incluye referencias como el Finisterre o el Galicia Mule. Pero la estrella, sin duda, es la queimada. Esta bebida típica se pude disfrutar todas las noches de la semana durante las cenas y se prepara con un ritual propio, empleando una base de aguardiente. Esta elaboración, que tiene un fuerte peso en la tradición, se asocia a la purificación y a conjuros que claman a los «mouchos, coruxas, sapos e bruxas» y aluden a las meigas. Un último apunte: sus dos terrazas son muy agradables para alargar la sobremesa y también tomarse una copa durante la tarde. La ubicación es fantástica y el ambiente muy animado.
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