Los ministros de Energía de la UE se reúnen este lunes con el objetivo de analizar y adoptar medidas ante el conflicto bélico en Ucrania que afecta ya no sólo al alza de los precios de las materias primas energéticas, también al suministro. Varios son los frentes abiertos desde hace meses por la fuerte dependencia de Europa del gas ruso, más del 40% del consumo global, que llega al 100% para países como los bálticos, y al 55% en el caso de Alemania. Pero ahora ese panorama se agrava con la guerra abierta en una zona clave en la exportación de los hidrocarburos

Como el gas y el petróleo son armas utilizadas por el Kremlin, Bruselas ha decidido diseñar un plan para contener el efecto en la población, tanto en lo que afecta a los precios como a la seguridad en los aprovisionamientos, ya sea a los consumidores privados o la industria y la actividad económica.

En lo que respecta a los precios, uno de los temas que está encima de la mesa es mantener en vigor las rebajas fiscales, que funcionan desde hace meses y que tienen como controlar el aumento de la factura eléctrica. En este contexto, el Gobierno español vuelve a reclamar un cambio en el sistema de fijación de los precios eléctricos, que ahora están muy vinculados a la cotización del gas. En este contexto, desde la Comisión Europea se destaca que los países comunitarios han destinado 23.000 millones de euros para paliar los efectos de las alzas que afectan a millones de consumidores.

En paralelo, Alemania, el país más poderoso del club comunitario, planea dar un giro a su política energética para reducir su dependencia de Rusia. Invertirá en plantas de regasificación para poder abastecerse con gas natural licuado (GNL), a través de buques gaseros; es más caro pero abre el camino a contar con otros suministradores. Estudia además posponer el cierre de algunas de las centrales nucleares que operan en el país.