Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, lo tiene muy claro: «la incapacidad del Banco Central de Rusia para utilizar un gran porcentaje de sus reservas, como consecuencia de las sanciones impuestas por la comunidad internacional, supone un riesgo importante para la estabilidad financiera rusa». Y duda de que la extraordinaria subida del tipo de interés de referencia hasta el 20%, desde el 9,5%, vaya a impedir que el rublo siga perdiendo terreno.
“Esperamos que los índices bursátiles rusos sigan bajando y que el rublo se deprecie, lo que provocará un aumento de los precios de los productos importados y dificultará el pago de la deuda externa. También vemos un golpe sin precedentes a las exportaciones rusas, que representan alrededor del 30% del PIB del país. Lo más probable es que Rusia sufra una profunda recesión en los próximos meses, y será difícil que el país crezca en absoluto en 2022, tal y como están las cosas”, señala Ebury.
Fuera de Rusia y Ucrania, Ebury espera que el mayor golpe lo sufran los países que más dependen de las exportaciones de energía y materias primas de Rusia. “Consideramos que las economías de Europa Central y del Este son las que corren más riesgo. Entre los principales países que dependen poco del comercio ruso, el riesgo más importante para el crecimiento lo vemos en el empeoramiento de la confianza de las empresas y los consumidores”, explica Ebury en un informe especial sobre las consecuencias económicas de las sanciones.
La directora de inversiones global de renta variable de Allianz Global Investors, Virginie Maisonneuve; el director de inversiones global multiactivo, Gregor Hirt, y el director de renta fija global, Julian Le Beron recomiendan tecnología y otros valores defensivos, e incrementar la exposición a ciertos activos como el oro para hacer frente al impacto «dramático» de la invasión de Ucrania en la renta variable.
La ciberseguridad es uno de los sectores preferidos de Allianz GI, junto al metaverso y la inteligencia artificial. La gestora ve en China una «fuente de innovación», ya que la guerra comercial con Estados Unidos ha potenciado la autosuficiencia con fuertes inversores en sectores como el biotecnológico, entre otros.
En Allianz GI ven posible que los bancos centrales ralenticen sus planes de subida de tipos, pese al nivel de inflación y el alza de los precios de la energía, y que se va a acelerar la transición a una economía más ‘verde’, lo que beneficia a las materias primas utilizadas en este proceso y en la digitalización.
Erick Muller, responsable de Producto y Estrategia de Inversión de la gestora estadounidense Muzinich & Co, subraya que “el conflicto ucraniano sigue generando una gran volatilidad y deja a los inversores en una posición de espera”. En su opinión, “es posible que el crédito estadounidense, menos expuesto directamente al conflicto ucraniano, tenga ventaja sobre el europeo y se beneficie primero del regreso de los inversores finales».
Las sanciones contra Rusia «son excepcionales por su naturaleza y su objetivo, y tienden a privar a las autoridades rusas de un tiempo que favorecería un estancamiento del conflicto», subraya. Además, «las sanciones están evolucionando y pueden llegar a ser mucho más duras».
El aumento de los precios de la energía y la consiguiente inflación tendrá un efecto negativo sobre la demanda y reducirá el crecimiento de 2022. «Dada la volatilidad, sigue siendo difícil que los inversores vuelvan a los mercados en masa en los próximos días. Sin embargo, las valoraciones pueden empezar a atraer a los inversores hacia segmentos de alto ‘carry’, emisores con poca exposición al conflicto ucraniano, productores de materias primas y/o con poder de fijación de precios que no dependan de los precios de la energía», concluye.
Michele Morganti, Estratega senior de renta variable de Generali Investments, afirma que «históricamente, esos picos de la prima de riesgo de la renta variable solían ser de corta duración y representaban oportunidades de compra». «Encontramos el mismo orden de magnitud cuando observamos los descuentos relevantes del pasado con respecto a nuestro indicador de valor razonable. Este enfoque implica una caída adicional de alrededor del 5% para alcanzar el descuento registrado en períodos de alta aversión al riesgo», precisa..
«Sugerimos una sobreponderación mínima de la renta variable y vemos una rentabilidad positiva de un solo dígito durante el próximo año. Los mercados siguen dependiendo de los acontecimientos, y nos abstendríamos de comprar agresivamente las caídas actuales: los indicadores tácticos son neutrales, pero no están sobrecargados. Reducimos la sobreponderación en value (pero mantenemos una posición larga en energía) y añadimos nombres defensivos y de calidad. El peso de EE.UU. se alinea con el de la Unión Económica y Monetaria (de sobreponderar) durante momentos de alta volatilidad y de riesgo para el crecimiento. A largo plazo, el aumento de los diferenciales de crédito y de los rendimientos reales, así como el aumento de los precios de la energía y de la inflación, podrían perjudicar al crecimiento, lo que supone un riesgo adicional para las perspectivas de beneficios», advierte.
Stéphane Monier, Chief Investment Officer de Lombard Odier, subraya que «la guerra en Ucrania está cambiando el panorama geopolítico y económico, con profundas consecuencias para el crecimiento y los mercados mundiales».
«Las sanciones muerden«, subraya gráficamente. «Cualquier conflicto requiere dinero en efectivo. Los países occidentales han congelado el acceso del banco central ruso a las reservas de divisas, socavando la capacidad de Rusia para financiar la guerra, así como para apoyar su propia economía y comprar rublos para apuntalar su moneda. Desde la anexión de Crimea en 2014, Putin duplicó las reservas de Rusia, con un valor de 630.000 millones de dólares en divisas antes de la invasión de la semana pasada. Estas reservas existen como activos en manos de bancos centrales extranjeros, incluidos el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos», explica. «La congelación del acceso a las reservas de divisas coloca a Rusia en una lista negra con sólo otros tres países: Irán, Venezuela y Corea del Norte», recalca.
«Las sanciones occidentales minarán gravemente las perspectivas de crecimiento e inflación de Rusia a corto plazo. El Banco Central de Rusia ha introducido controles de capital para impedir la salida de divisas del país, y el 28 de febrero aumentó los tipos de interés del 9,5% al 20%. La moneda rusa se ha hundido, cayendo más de un 45% en lo que va de año frente al dólar, y un 35% desde la invasión. Junto con el aumento de la inflación, la política monetaria tendrá que seguir siendo restrictiva, ahogando el crecimiento», añade.
«A largo plazo, el ya bajo crecimiento potencial del país puede disminuir aún más. El modelo económico altamente centralizado de Rusia, con su dependencia de las exportaciones de energía, los escasos indicios de reformas, un entorno empresarial débil y el envejecimiento de la población son retos estructurales», destaca Monier.
«La guerra está aumentando la determinación política en Europa de ser menos dependiente, o incluso independiente, de las fuentes de energía rusas, acelerando el cambio a las energías renovables y alejándose de los combustibles fósiles. Esto sólo puede debilitar aún más la economía rusa», insiste.
«Mientras Putin parece estar dispuesto a sacrificar la economía rusa para obtener beneficios geopolíticos, el país puede llegar a depender aún más de China desde el punto de vista estratégico», advierte.
Con el alto riesgo de interrupción del suministro por parte de Rusia y la limitada capacidad de reserva de la Organización para la Exportación de Petróleo (OPEP), «es probable que el precio del crudo siga subiendo, pudiendo alcanzar los 120 dólares/barril, desde los 102 dólares/barril actuales». Al mismo tiempo, la probabilidad de un acuerdo entre EE. UU. e Irán ha aumentado, lo que podría anclar los precios del crudo Brent en torno a los 110 dólares por barril.
«Vemos tres sectores económicos globalmente afectados por la guerra: la energía, los vínculos comerciales/financieros con Rusia y la menor confianza de los consumidores e inversores. Esperamos que parte del impacto negativo sea contrarrestado por los gobiernos que intervienen con nuevas ayudas fiscales. Por el momento, estimamos de forma conservadora que estos efectos recortarán el crecimiento mundial en torno al -0,4% en 2022, hasta situarlo entre el 3% y el 3,5%», subraya el experto de Lombard Odier.
«En este entorno incierto, conviene recordar que los mercados han demostrado históricamente su capacidad de resistencia frente a las perturbaciones geopolíticas, incluidos los conflictos militares», resalta. «Los fundamentos económicos siguen siendo sólidos, como los fuertes beneficios empresariales y la mejora de las valoraciones de las acciones. Los activos refugio, como el dólar estadounidense, el franco suizo y el yen japonés, junto con el oro, se comportan inevitablemente bien, ya que los inversores buscan calidad y seguridad», explica.
En ese escenario, Lombard Odier ha reducido las asignaciones a la renta variable europea y a los bonos convertibles, y aumentado la exposición a una amplia gama de materias primas, como el oro, el petróleo y los metales industriales. En cuanto a los metales industriales, vemos que la demanda está bien respaldada, en el caso del cobre debido al repunte de la actividad en China, y en el resto por el aumento de la demanda en infraestructuras y tecnologías de transición, y como cobertura contra la inflación. La exposición a las materias primas también nos ayudaría a añadir una cobertura directa en caso de nuevas escaladas del conflicto.
Sean Markowicz, responsable de Estrategia, Estudios y Análisis de Schroders, ve aumentado el riesgo de estanflación (estancamiento del crecimiento económico con alta inflación. «Históricamente, la fase de desaceleración ha favorecido la inversión en coberturas tradicionales contra la inflación, como el oro (+19,3%) y las materias primas (+16,7%). Esto tiene sentido desde el punto de vista económico. El oro suele considerarse un activo refugio, por lo que tiende a apreciarse en tiempos de incertidumbre económica», explica
Cree que, en un escenario de estanflación, «la rentabilidad de la renta variable podría ser más moderada, mientras que el oro y las materias primas podrían tener un rendimiento superior».
«Los bancos centrales se encuentran entre la espada y la pared. Subir los tipos de interés demasiado rápido podría llevar a la economía mundial a la recesión. Pero mantener los tipos bajos durante demasiado tiempo podría hacer que la inflación se descontrole», advierte.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, destaca que «Occidente ha respondido con sorprendente rapidez a la agresión rusa. Congelar las finanzas de Rusia está demostrando ser muy eficaz». «El factor más relevante para las economías europeas es si continuarán los suministros de energía», recalca.
Stefan Kreuzkamp, Chief Investment Officer de DWS, considera que, mientras «la invasión de Rusia avanza más lentamente de lo que esperaba Putin, las sanciones de Occidente están cortando los lazos con Rusia a una velocidad sin precedentes«. «Esperamos que la volatilidad del mercado se mantenga alta. Además, los riesgos de una mayor inflación y un menor crecimiento en Europa han aumentado», añade.
Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM. Según el experto, la guerra en Ucrania da pie a un fuerte aumento de los precios del petróleo y del gas natural, lo que «podría obligar a la Reserva Federal y al BCE a subir los tipos más rápido de lo que se espera actualmente».
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