La decisión de Estados Unidos y Reino Unido de cerrar sus países a la compra de petróleo ruso no ha sido seguida, al menos de momento, por la Unión Europa. En los países comunitarios se imponen dos argumentos para negarse al boicot, en lo que ya es una divergencia relevante en la estrategia de Occidente contra Rusia por la invasión de Ucrania.

La UE no quiere unirse a esa medida porque considera posible que el Kremlin opte por la revancha: si no le compran su crudo, tampoco los países europeos tendrán el gas que llega básicamente de Siberia o al carbón. Alemania y otras naciones del centro de Europa, entre ellas Chequia y Austria, así como los bálticos, no pueden enfrentarse a ese reto; dependen al máximo del gas ruso y, en la actualidad, tienen las reservas en mínimos. Italia pasa por una situación similar y, aunque ha optado por acercarse a Argelia, esa vía es una solución más a medio plazo.

Otro efecto que puede ser tan negativo para exportadores como para compradores es la subida del precio del crudo por el boicot, ya se vio un alza de casi el 10% en la cotización del barril la jornada en la que transcendió la estrategia. En esta línea, los analistas proyectan que el Brent (referente en Europa) puede superar los 200 dólares. Rusia es el primer productor del mundo y el segundo exportador. Si bien los movimientos para evitar ese impacto se producen en diferentes parte del mundo: Emiratos Árabes Unidos alentará a otros miembros de la OPEP para impulsar la producción de petróleo.

Vladimir Putin, presidente de Rusia, ha firmado un decreto que contempla cortar las exportaciones de materias primas, como gas, petróleo o el carbón. El viceprimer ministro ruso para Asuntos Energéticos, el todopoderoso Alexander Novak, ha hecho unas manifestaciones que dejan pocos resquicios a la duda. Ha avisado que cortará el transporte por el gasoducto Nord Stream, que está funcionando al 100% de su capacidad, según los datos que quiso aportar. Esta red, que cuenta con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos, es vital para Alemania.

En este contexto, y pese a la previsión de que el conflicto bélico pueda alargarse, las cotizaciones de las materias primas empezaron este jueves con una tendencia plana, las que han subido lo hacen con más moderación que en otras jornadas, para bajar después. El gas en el mercado de Ámsterdam para entrega en mayo se comercializaba en 140 euros por megavatio-hora, mientras que el Brent cotizaba en los 120 dólares.

Mercado eléctrico

Mientras, Bruselas asume medidas para paliar los efectos de la crisis energética en los precios de la electricidad. La Comisión Europea aprobó este martes un documento en el que se incluyen recomendaciones que los países pueden utilizar para hacer frente a la escalada. Así, tendrán capacidad para redistribuir los beneficios caídos del cielo (winfall profit) provocados por el alto precio del gas que repercute en el mercado mayorista de la electricidad por la aplicación del sistema marginalista. Y, asimismo, por los ingresos obtenidos por la recaudación de los derechos de emisiones de CO2.

Los comisarios recogen así las peticiones realizadas por varios países, en especial por España, desde hace meses, y que ahora se hace más urgente por el efecto de la guerra de Ucrania.

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se ha mostrado satisfecha por este plan. El toolbox de la Comisión Europea (CE), un paquete de medidas de emergencia para atajar el descontrol de precios en el mercado energético, incluye una vía para excluir los ciclos combinados del mercado mayorista. En esta línea el Gobierno español explora que la financiación de estas medidas, que ascendería a 20.000 millones de euros, recaigan, aunque sea de forma parcial, de los ingresos de las eléctricas.