La discriminación sexual en el mundo científico y tecnológico

07/11/2011

Silvia Santos. En los escalones más altos de la carrera científica, el número de mujeres está estancado y no refleja la nómina disponible de mujeres preparadas, con antigüedad y méritos suficientes para acceder a estos puestos. Una pérdida de capital humano que la ciencia española “no se puede permitir”.

Según un informe recogido en el Libro blanco sobre la situación de las mujeres en la ciencia española, las científicas españolas sufren una clara desventaja frente a los hombres tanto en su formación, en su trayectoria profesional así como, en el papel que las instituciones y la familia ejercen sobre ellas.

Dentro de las diferencias por género en la formación para la ciencia, el documento compara el sistema español y europeo con el sistema de EE.UU. Mientras que tanto España como en la UE-15 las tasas de graduación femenina en educación superior superan en número y excelencia a la de los varones, en EEUU son estos últimos los que comprenden el mayor número de titulados. Sin embargo, mientras que en EEUU las tasas de abandono de ambos sexos son similares, en Europa son los varones lo que más abandonan sus estudios durante la carrera y las mujeres en los programas de doctorado. Un incomprensible fenómeno al que no se le ha encontrado explicación pero que sin duda tiene que ver, según el documento, con los apoyos personales e institucionales que recibe cada estudiante a la hora de realizar su tesis doctoral.

Otro punto a destacar dentro de las diferencias en la formación, es la desigualdad en cuanto la concesión de becas. Aunque en los últimos años las becas predoctorales ofrecidas por Ministerio han conseguido paridad entre ambos sexos, en términos generales, el éxito en las concesiones ha sido mayor para los hombres que para las mujeres. Una diferencia aún, más notoria si atendemos a las becas postdoctorales, como son las del Ramón y Cajal, donde la participación femenina no llega al 30%, pese a que son muchas más las que solicitan las becas. Sin embargo en la becas fullbright (EEUU), el avance de las mujeres ha sido continuo y espectacular, de manera que hoy se observan pocas diferencias por género.

En cuanto a las diferencias por género en la carrera científica, el documento refleja que, en términos de productividad las mujeres publican menos artículos y dirigen menos tesis o tesinas que los hombres. Por el contrario, no se encuentran diferencias cuantitativas relevantes en la publicación de libros.  Una causa podría ser que las mujeres dedican más tiempo a la docencia que a la realización de sus proyectos, pero aún se sigue sin conocer el porqué.

En términos de reconocimiento, las desigualdades son todavía mayores. Por un lado, está el reconocimiento de “nivel medio”, es decir, la promoción a una escala académica superior como es la titularidad o la cátedra. En España no se reflejan diferencias relevantes de promoción a la titularidad. Sin embargo, la desigualdad en el acceso a cátedra resulta bastante significativa. En concreto,  La probabilidad de que un hombre sea promocionado a cátedra es 2’5 veces mayor a la de una mujer. Estos resultados sugieren la posible existencia de prácticas discriminatorias en este tipo de reconocimientos.

Por otro lado, en el reconocimiento de “alto nivel”, como son premisos, nombramientos honoris causa o presencia en Reales Academias, la participación de la mujer es prácticamente nula. Entre 2001 y 2009 solo tres mujeres han sido galardonadas con los Premios Nacionales de Investigación ofrecidos por el MICINN. En concreto en las áreas de Derecho y Ciencias económicas y sociales (2002), Ingenierías (2008) y Humanidades (2008). En cuanto a las Reales Academias, el porcentaje más alto de participación lo encontramos en la Real Academia de Farmacia con un 11%, mientras que en las Instituciones de Ciencias Exactas y Medicina no llega al 2%. En la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, así como en la de Jurisprudencia y Legislación no se encuentra a ninguna mujer. Sin embargo, en EEUU la concesión de premios a mujeres es mucho más representativa. Uno de los más importantes es La Medalla de Ciencia, otorgado por el presidente de EEUU a personas que han hecho contribuciones significativas dentro de las CC. Sociales, Biología, Química, Ingeniería, Matemáticas y Física. Entre 1996 y 2003 el 12% de estos premios fueron concedidos a mujeres. Otro galardón importante es el Premio Lasker (medicina). Durante 1996-2003, el 4% de los premiados fueron mujeres. Aunque la proporción sigue siendo muy escasa, hay que tener en cuenta que estos premios reconocen la trayectoria científica de toda una vida dedicada a la investigación, con 30 años mínimo, por lo que la presencia de las mujeres, las cuales no tenían casi cavidad décadas atrás, es muy pequeña.

Por último, el papel que desempeñan las instituciones científicas y la familia también es determinante en cuanto a la probabilidad diferencial entre hombres y mujeres, de acceder a titularidades y cátedras. En este aspecto hay un gran número de variables que controlan y determinan los procedimientos de acceso como por ejemplo la composición por sexo de los tribunales evaluadores, formados mayormente por hombres. De esta manera, está demostrado que un evaluador varón adicional en el comité correspondiente disminuye la probabilidad de promoción a cátedra de una mujer en un 14%. Este efecto negativo es bastante mayor en áreas de conocimiento de menor tamaño, donde probablemente el efecto de “red sexista” (Boys’ club), opera con mayor intensidad. Cabe destacar que en lo referente a las acreditaciones, la presencia de mujeres a las pruebas de acreditación a cátedra es menor a la de los hombres en términos relativos a su participación en la categoría de profesor titular. En tiempos de crisis la situación perjudica, todavía más, a las féminas. Un ejemplo es el CSIC que ha reducido s número de plazas en los dos últimos años, afectando más negativamente a las mujeres que a los hombres.

En relación al impacto de la vida familiar en el desarrollo profesional de los investigadores, la evidencia muestra que tener hijos perjudica a la carera científica de las mujeres, mientras que para sus compañeros el  efecto es el contrario. Según la Encuesta de Recursos Humanos del INE, solo un 38% de las catedráticas tiene hijos, frente a un 63%de los varones. El 21% son solteras, mientras que solo el 15% de ellos son solteros. Este fenómeno es especialmente llamativo en áreas como Inteligencia  Tecnología, donde todas las catedráticas encuestadas son solteras.  En Ciencias Médicas y Ciencias de la Agricultura todas estaban casadas pero ninguna tenía hijos.

Datos recogidos en el “Libro blanco sobre la situación de las mujeres en la ciencia española”. El documento se presenta como una descripción y denuncia de la situación de las españolas dentro del mundo de la ciencia y tecnología, poniendo de manifiesto el largo camino que aún queda por recorrer para corregir la desigualdad de género en la ciencia, sobretodo en los niveles más altos de la jerarquía académica y alerta de que la escasa presencia de la mujer en puestos de responsabilidad, es un despilfarro de capital humano que conlleva consecuencias devastadoras para el desarrollo del sector y por consiguiente, al crecimiento económico. Al mismo tiempo, pretende ser un manual que ayude a trabajar en la corrección del desequilibrio que supone la escasa presencia de mujeres en el mundo científico.

www.publicacionesopi.micinn.es

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