Peores tiempos para la lírica

11/03/2022

Maite Vázquez del Río.

El dramaturgo alemán Bertolt Brecht tituló uno de sus poemas “Malos tiempos para la lírica”, una frase hecha que se conoce en todo el mundo, que tuvo su origen en el ascenso al poder de los nazis en Alemania. Ahora Vladimir Putin ha convertido aquellos «malos tiempos» en peores.

Aún no hemos superado los estragos de la pandemia originada por el coronavirus en 2020, que ya ha matado a más de seis millones de habitantes en todo el mundo, y Putin nos ha traído la guerra. Ahora están en juego miles de bombas atómicas, en el caso ruso más de 6.000. Y nos preocupa muchísimo cuando el botón que las puede hacer explotar se encuentra en manos de un dictador que se sale con la suya o se sale con la suya. Como decía hace unos pocos años, todos iremos al infierno mientras él subirá al cielo.

Estamos horrorizados con las imágenes, cada vez más crueles, que nos llegan de Ucrania. Putin no respeta hospitales, ni población civil, ni niños, ni mujeres, ni corredores humanitarios ni la más mínima brizna de humanidad. Con los suyos, los ciudadanos rusos, mantiene la desinformación permanente, las mentiras que les convierten en víctimas en vez de asesinos, pese al desconcierto entre los rusos que no entienden por qué ya no pueden ir a McDonald, beber coca-colas o tener dificultades para sacar dinero en sus cajeros. A los que saben lo que está ocurriendo y salen a protestar, les arresta, y van cerca de 10.000. No va a ver cárceles suficientes.

La pandemia paralizó la actividad mundial, lo que llevó a interrumpir la actividad de la mayoría de las empresas y llevó a los trabajadores a sus casas. Esta guerra nos mantiene en vilo ante lo que puede llegar, y esta vez no será falta de papel higiénico. La energía ha disparado sus precios en todos los ámbitos: luz, gas y petróleo están descontrolados. Aquellos países que dependan más del suministro ruso serán los peor parados, y en Europa quien lleva todas las papeletas es la primera economía de la UE, Alemania. Y si a Alemania le va mal, ¿cómo nos irá al resto?

Dicen los especialistas y expertos que España puede verse beneficiada en este pulso energético por su enclave geográfico. Somos la puerta hacia África y América Latina. Muchos se tiran de los pelos por haber paralizado las obras del gasoducto MidCat, que unirá España con Francia y por extensión con el resto de Europa. Algunos ya han empezado a asegurar que nuestro país ocupará el espacio energético que ahora ocupa Rusia en las conexiones con Europa. Por este motivo, la vicepresidenta Teresa Ribera ya ha advertido a los socios comunitarios que las infraestructuras necesarias para llevar desde España el gas al resto no la van a pagar ni los contribuyentes ni los consumidores españoles. Veremos a ver qué pasa.

Lo que parece llegar cada vez más nítido es que estamos a las puertas de una nueva crisis económica mundial. El FMI nos acaba de advertir que sus próximas previsiones sobre el crecimiento mundial van a ir a la baja. Y si Putin no aprieta el botón de las bombas, la economía mundial volverá a verse enfangada, mientras sin darnos cuenta un actor que aparece tapado hasta ahora cobrará el protagonismo único: China.

Estamos a las puertas de un cambio económico mundial. China va a ser la superpotencia económica líder que capitaneará el futuro. Estados Unidos ha cedido el testigo sin que nos hayamos dado cuenta, y Putin, el más listo de la clase, ya cerró sus acuerdos comerciales con los chinos, antes de empezar su invasión sobre Ucrania. Su excusa de acabar con los neonazis, siendo su presidente Volodímir Zelenski judio, no se la cree nadie.

El nuevo orden económico mundial ha llegado. A los ciudadanos no nos preocupa de dónde llegan los últimos avances tecnológicos, donde lamentablemente en España no vamos en los primeros puestos, y si el trigo o el maíz ya no es ruso. No olvidemos que el PIB ruso se encuentra por debajo del italiano, la tercera economía de la UE, pese a los más de 114 millones de habitantes rusos.  Lo que nos debe preocupar es que detrás del poder económicos se encuentra el poder político. Y conocemos de sobra que la democracia y la libertad y sus principios más elementales no se encuentran en China y mucho menos en Rusia.

Llegan peores tiempos para la lírica.

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