
Pedro Sanchez y el primer ministro de Portugal, Antonio Costa
Foto: Mario Salerno / EU Council / dpa
La Unión Europea acepta dar una vía para que España y Portugal adopten medidas para controlar las subidas de los precios eléctricos, aunque la Comisión Europea tendrá que dar el visto bueno. La reunión del Consejo Europeo ha sido larga y no exenta de incidentes: ha sido suspendida temporalmente cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abandonado la reunión por posibles filtraciones respecto a la posición de España. La CE se compromete a analizar las propuestas con carácter de urgencia.
El Gobierno español había planteado en el Consejo Europeo argumentos y medidas ante la posibilidad, que sean confirmado, que no prosperara el desacoplamiento del gas de los precios de la electricidad. El tema básico es que la Península Ibérica, España y Portugal, es una isla energética que no cuenta con las interconexiones eléctricas y de gasoductos que tienen otros países comunitarios.
Con este punto clave al que se une la mayor implantación de las energías renovables, el argumento es que no es de recibo que el gas marque, como la hace, la trayectoria del pool por el sistema marginalista de fijación de precios, siendo que representa de media el 15% de la generación eléctrica. Se trata de que los dos países puedan poner en marcha medidas específicas, aunque sea provisionales.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente de Portugal, António Costa, contaban con el respaldo de Grecia, Italia y Bélgica, y algunas naciones del este, mientras que Alemania y los Países Bajos estaban en contra remodelaciones que estiman que van en contra de las reglas fijadas que estiman que promueven las competencia entre las diversas tecnologías de generación de kilovatios.
En realidad otra cuestión que ha dominado el ambiente del Consejo Europeo que se celebra en Bruselas es que Europa Central está más preocupada en focalizar los acuerdos de esta cumbre, y por asegurarse el suministro de hidrocarburos en un escenario marcado por el invasión de Ucrania por Rusia.
Una circunstancia que puede alargarse en el tiempo, más con el plan de sanciones contra con Rusia que desarrolla Occidente. Y que la delegación española utiliza para lograr el apoyo financiero a una infraestructura que ayudaría a ese objetivo: acabar con la construcción del gasoducto Midcat, para unir España con Francia. Desde este lado de los Pirineos se aporta las plantas de regasificación (siete en total en la península).
Mientras, la Unión Europea y Estados Unidos han anunciado un acuerdo por el que Washington proporcionará hasta un máximo de 15.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural licuado antes de final de año. La cantidad reduciría la dependencia de las importaciones rusas, pero se enfrenta a problemas de infraestructuras como la falta de plantas de regasificación en Alemania.
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