Los debates políticos sirven habitualmente para constatar posturas enfrentadas. Y el de Pérez Rubalcaba con Rajoy vino a corroborarlo. El candidato socialista se empleó a fondo para dar a entender que el PP tenía un programa oculto y Rajoy insistió lo que pudo en recordar la gestión del gobierno del PSOE ante el desastre de la economía, con el paro como telón de fondo. Pero este debate sirvió para revelar un acuerdo importante que va a ser muy necesario para los próximos cuatro años de gobierno. Pérez Rubalcaba y Rajoy quieren seguir juntos en la política frente a ETA y su entorno.

Después de casi dos horas de discusión, los dos candidatos tuvieron la oportunidad de dirigirse durante tres minutos a la audiencia. Era el momento de resumir lo importante, de convencer a los votantes con el discurso más estudiado por sus equipos de campaña. Y ambos anunciaron que seguirían colaborando para lograr la desaparición definitiva de ETA. Menos mal que en este aspecto importantísimo de la política gubernamental no hubo enfrentamiento, aunque hubiera sido deseable que también manifestaran el consenso en la política exterior y de defensa.

Pero, no nos engañemos, la situación creada tras la legalización de Bildu y la posterior decisión de ETA de anunciar que deja de matar definitivamente ha desencadenado un cúmulo de posibles problemas cuya solución dependerá del próximo gobierno que salga de las urnas el 20 N.

La hoja de ruta de ETA y de su mundo busca colocar un lehendakari batasuno en las autonómicas de 2013. Pero para llegar a ello, primero tienen que meter cuatro o cinco diputados en Madrid y doblegar a los nacionalistas vascos, cuya misión parece ser ahora la de aparentar ser más independentistas que los de Bildu.

A todo esto, para lograr estos fines políticos, el mundo de ETA no quiere reconocer que ha perdido, no tiene intención de repudiar su historia de terror… Y a las víctimas ni las mientan, porque para ellos son equiparables con los que murieron de entre sus filas mientras manejaban una bomba o se enfrentaban a las Fuerzas de Seguridad del Estado.

ETA no ha desparecido. ETA sigue existiendo, aunque ha decidido no matar ni extorsionar. Desde lo más profundo de la izquierda abertzale se sigue trabajando en la presión permanente para lograr su ansiada limpieza étnica, porque sigue vigente la famosa frase pronunciada hace meses por algún concejal socialista de un pueblo guipuzcoano: “aquí ahora no nos matan, pero no nos dejan vivir”.

Pérez Rubalcaba y Rajoy deben estar unidos para impedir eso y para no permitir que ETA tutele la vida política del País Vasco y condicione la del resto de España. Deben estar de acuerdo en hacer que ETA desaparezca del todo, en que impere el Estado de Derecho y en no dejar que se hagan trampas o se busquen atajos, porque ya no matan. No deben consentir que ETA y su mundo logren la impunidad que buscan tratando de cambiar la historia de terror que han protagonizado.