Plan único: “Sánchez, dimisión”

31/03/2022

Luis Díez.

“¿Qué más tiene que ocurrir para que respondamos unidos?” Fue la pregunta que reiteradamente formuló el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la derecha (la extrema y la otra), durante su exposición del plan de choque “abierto y dinámico” contra la carestía y las consecuencias de la “guerra de Putin” contra Ucrania. La respuesta tardó una hora y veinte minutos en llegar, el mismo tiempo que el presidente empleó en explicar los objetivos alcanzados en la última cumbre de Bruselas en materia energética, la posición comunitaria ante la invasión rusa y también el restablecimiento de las relaciones con Marruecos mediante el apoyo al plan de autonomía para el Sahara. Y la respuesta fue un sonoro “no”, seguido de una perorata displicente hacia la labor del jefe del Ejecutivo y del Gabinete en su conjunto.

La portavoz del PP, Concepción Gamarra, le asestó con la inflación de marzo, ese 9,3% de aumento de los precios por culpa de la subida del gas, la luz y los carburantes. “Marzo resume su trayectoria política: un fracaso”. En modo apocalíptico añadió: “Agricultores arruinados, ganaderos que tienen que sacrificar los animales, transportistas en huelga, cierre de fábricas, Gobierno dividido y roto”. A continuación pidió la dimisión de Sánchez una vez más: “Usted ya tenía que hacer dimitido”, le dijo. Y eso que solo estaba al comienzo de su monólogo.

Se diría que todas las medidas adoptadas por el Ejecutivo el martes para reducir los precios del gas, la electricidad y los carburantes y combatir la inflación y la pérdida de valor de los salarios son simple humo para la portavoz popular, aunque el paquete represente un volumen de 16.000 millones de euros. Gamarra no se cansó de repartir descalificaciones. “La señora Calviño (vicepresidenta primera) es a las previsiones económicas lo que el señor Simón a las de la pandemia”, dijo. “Tenemos el peor gobierno posible en el peor momento posible”, añadió. Y como si se tratara de un anuncio publicitario, calificó de “plan primavera” las medidas del Ejecutivo.

Así las cosas, los miembros del Gobierno de coalición progresista y los partidos que lo apoyan salieron de la larga sesión sin una respuesta clara a la cuestión principal: si el PP va a votar a favor o en contra del decreto con el plan de choque económico que empieza a ser aplicado el viernes, 1 de abril. Como es sabido, el Ejecutivo y el grupo parlamentario del PSOE abrieron una fase de propuestas a los demás grupos. El PP no aportó ninguna. Aunque, eso sí, sus representantes no paran de pedir “bajada de impuestos” y de repetir la consigna de su futuro dirigente, Alberto Núñez Feijóo, de que “Sánchez se está forrando” con la subida de los carburantes.

El término “forrarse” es muy propio de la derecha española. Ese era el objetivo de algunos de sus políticos desde la época de Aznar, retomada por Rajoy, aquel que prometió bajar los impuestos y los subió todos al tiempo que incrementó la deuda pública por encima del PIB. “El Gobierno no se forra, pero aquí muchos se han forrado con sobresueldos y comisiones ilegales”, recordó Sánchez. Más allá de que los impuestos se puedan reducir selectivamente en función del nivel de renta y de los productos de primera necesidad, el jefe del Gobierno reiteró el objetivo de “mantener un Estado del Bienestar fuerte, solidario y democrático”. Y para ello, lo mismo que para incrementar las pensiones mínimas y el ingreso mínimo vital un 15% (recogido en el plan), se necesitan impuestos.

Quizá el momento estelar de la portavoz conservadora Gamarra fue la burla del principal logro de Sánchez en la cumbre de la UE. “Usted alardea de desacoplar el gas del precio de la energía eléctrica y el único desacoplado de la realidad es usted”. Eso dijo. La secundó en golpes secos, netos, sin matices, el jefe vóxido Abascal, quien bebe del pilón de los nacionalistas y de la pluralidad de las formaciones progresistas (de progreso, no de retroceso). “Usted brama por la unidad –espetó a Sánchez– y pacta con los enemigos de la unidad; ni siquiera el Gobierno está unido”.

Sánchez, que se esforzó en explicar el paquete de medidas económicas, expuso también la conveniencia de avanzar en el gasto de defensa hasta el 2% del PIB, consciente de que la guerra provocada por el presidente ruso Vladimir Putin en el “corazón de Europa” reclama “una disuasión realista y sostenible” y de que una potencia económica como la UE necesita reforzar el brazo armado y de seguridad para tener el peso geopolítico que le corresponde. En ese sentido señaló que además de reforzar las fronteras del norte de Europa con medidas preventivas, proporcionadas y prudentes ante el belicismo de Putin, la OTAN deberá “adaptar su estrategia” en la Cumbre de Madrid a “los retos del sur”, especialmente, la inestabilidad y el terrorismo en el Sahel.

El presidente, que enunció las medidas de apoyo armamentista a los ucranianos y consideró una “imperativo moral” la acogida de refugiados (más de tres millones de personas) y la ayuda a los desplazados (entre seis y siete millones), se refirió a la carta que envió a Mohamed VI de Marruecos, respaldando su plan de autonomía para el Sahara. Dijo que Marruecos es “un socio indispensable” y un actor principal en la estabilidad de la ribera sur del Mediterráneo y que él, como presidente del Gobierno, tiene el deber de velar por los intereses y la seguridad de nuestro país.

Sánchez sostuvo que “no hay giro” en la posición de España respecto al Sahara, sino “un paso más” hacia la solución de un conflicto que lleva 45 años enquistado. Recordó que España ya apoyó la propuesta en 2007, y que la vía autonómica planteada por Marruecos ha obtenido el respaldo de Francia, Alemania, el apoyo de la UE y el reconocimiento de Estados Unidos. “Después de dos años y hasta 12 candidatos rechazados por las partes, debemos ayudar al enviado especial de Naciones Unidas, Staffan de Mistura a negociar y alcanzar un acuerdo”. El discurso de Sánchez, que se comprometió a mantener la ayuda al pueblo saharaui, fue seguido desde la tribuna de invitados por el delegado del Frente Polisario en España, Abdulah Arabi. A la salida criticó al jefe del Gobierno “por su giro radical” y le acusó de “escorarse hacia Marruecos”. Continuará.

 

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