“Hay alternativa, hay otra manera de gobernar”. La flamante secretaria general del PP, Concepción Gamarra, lanzó el miércoles, 6 de abril, santa Gala y san Eutiquio en el santoral, la consigna que de ahora en adelante deberán repetir los afiliados y simpatizantes del partido tras el triunfal congreso del nuevo líder, Alberto Núñez Feijóo. La todavía portavoz designada por el periclitado Pablo Casado aprovechó la pregunta al presidente del Gobierno –“¿Qué futuro nos espera a los españoles?”– para proclamar que el partido conservador ya tiene líder y es la alternativa, o sea, el futuro que nos espera. Luego dijo que, desde luego, será mejor que el presente que desvivimos, con una situación “francamente difícil para las familias”, habida cuenta de “una inflación del 10%” que ya se ha llevado, dijo, 17.000 millones de euros en capacidad de compra, un crecimiento del 4,5%, un punto menos de lo esperado, según la prospectiva del Banco de España, y una deuda pública que frisa el 125% y es el doble de la media de la UE.

Por una vez Gamarra no empleó las palabras ásperas, fuertes como portazos. Se abstuvo de utilizar los términos “ruina, decadencia, desastre”. Y en vez de clamar y reclamar la dimisión de Pedro Sánchez, como viene haciendo desde hace meses, aconsejó al presidente Sánchez que preste atención a las recetas económicas de Feijóo, quien, según dijo, las expondrá cuanto antes en una comparecencia pública. “Copie a Feijóo y rectifique –avanzó– porque sus medidas son parches y olvidan a las regiones más castigadas”. Desde luego, las recetas de vigoresia anticipan “la reducción de los impuestos, más empleo y mejores servicios sociales”, adelantó la portavoz.

El jefe del Ejecutivo dudó de las entendederas de la nueva dirigente: “Supongo que escuchó ayer al presidente Celenski (en referencia la intervención de diez minutos del presidente de Ucrania ante los parlamentario y gobernantes españoles), pero no sé si se ha enterado de que hay una guerra; llevamos mascarillas, estamos sufriendo las consecuencias de una pandemia… Estamos ayudando a las familias, a los trabajadores y a las empresas frente a las dos cosas, la pandemia y la guerra. Estamos adoptando medidas para mantener el empleo e impulsar el tejido productivo con créditos ICO, con ayudas directas, con fondos europeos… Y nos gustaría saber si van a apoyar o a estorbar. Pese a las dificultades, España y Europa saldrán adelante”.

Sánchez, que reprochó al Ejecutivo autonómico de Andalucía, presidido por el popular Juan Manuel Moreno, el despido de 8.000 sanitarios (una medida similar ha sido adoptada en Madrid por la administración regional de Isabel Díaz Ayuso), manifestó su temor a que las propuestas de Feijóo de reducir la tributación redunden en “recortes al Estado del bienestar”, singularmente a la sanidad y la educación pública. En este sentido denunció la supresión de plazas escolares en Galicia, donde Feijóo no se ha caracterizado por desplegar políticas sociales precisamente. Ya puesto, recordó las promesas de bajadas de impuestos del PP en la oposición. “Y cuando llegó al gobierno los subió todos y decretó una amnistía fiscal para los evasores”, añadió en contraste con la “prohibición por ley” de ese tipo de medidas.

El presidente del Gobierno pasó por alto la afirmación del diputado Carlos García Adanero, expulsado de UPN por votar con el PP en contra de la Reforma Laboral pactada por la patronal y los sindicatos, en el sentido de que “mañana (jueves) va a Marruecos a rendir pleitesía al monarca”, y en respuesta a si va a cambiar y reducir el Ejecutivo, manifestó que el Gobierno es el mismo que se ha hecho cargo de los problemas de los españoles durante la pandemia y lo seguirá haciendo con los derivados de la guerra. Puesto que el diputado expresó su disgusto porque le tacharan de “tránsfuga”, Sánchez le leyó un párrafo del pacto político contra el transfugismo, que el propio Adanero firmó. Así es la vida. Ahora, más que arremeter contra “el sanchismo”, el par de expulsados de UPN (la sucursal navarra del PP, que renunció a presentar lista propia en 2019) tendrán que adular al nuevo líder Feijóo con vistas a los comicios de 2023.