Ecological energy renewable solar panel plant with urban landscape landmarks

Las energías renovables como solución de futuro son una apuesta clara para la mayoría de la sociedad. Sus beneficios son incuestionables desde el punto de vista de la independencia energética y la protección del planeta. Pero una nueva corriente argumenta que la implantación de aerogeneradores y placas solares tiene nefastas consecuencias para el espacio natural y el paisaje. Rolwind Renovables, empresa pionera en el sector, analiza los pros de las renovables frente a este impacto visual negativo.  

Últimamente se han alzado en nuestro país voces en contra de la implantación de grandes plantas de generación de energías renovables en el entorno rural. Voces que hablan de sobresaturación, de invasión eólica, del nefasto impacto visual para el paisaje e incluso de la transformación del campo por culpa, especialmente, de los parques eólicos y fotovoltaicos. Estos sectores críticos (algunos agricultores y vecinos del medio rural, grupos de ecologistas y conservacionistas) se oponen al desarrollo de las energías limpias no porque sean malas en sí mismas, sino porque no quieren que afecte a su entorno, que modifiquen su paisaje. “Energías renovables sí, pero no aquí”, parecen decir. En realidad, en opinión de Rolwind, esta nueva sensibilidad lo único que consigue es poner nuevas trabas a la tan necesaria descarbonización y a la implementación de una energía limpia, libre, sostenible y renovable en todos los ámbitos. Un importante retroceso en la lucha contra el cambio climático en aras de un supuesto impacto en el paisaje y en el patrimonio rural.

Pero lo cierto es que el ser humano, desde el principio de los tiempos, ha ido modificando el paisaje del planeta para adaptarlo a sus necesidades. La agricultura extensiva, las ciudades, las fábricas, las redes de autovías, los pantanos, las centrales eléctricas y sus altas torres, las minas y canteras… El mundo cambia constantemente en pro de la civilización y el progreso. Y no siempre para bien. Se han destruido ecosistemas enteros para construir cultivos o urbanizaciones, se ha empobrecido el sustrato, se ha pervertido la calidad del aire y se han aniquilado miles de especies por el uso de productos químicos y por las emisiones de gases. De modo que no sólo ha cambiado la cara del planeta, también su salud, consecuencia directa –y grave- de ese progreso.

Energías limpias con mínimo impacto medioambiental

De toda esa gigantesca huella humana en la naturaleza es, precisamente, el uso de las energías limpias la menos perjudicial de todas. Y sin duda, la más beneficiosa y la más necesaria. La empresa española Rolwind, pionera en el sector, nos lo recuerda con argumentos contundentes. En primer lugar, lo que proponen las renovables es sustituir una extensión yerma o con un cultivo poco productivo en un área capaz de generar energías limpias con un mínimo impacto medioambiental. Sin destruir bosques enteros u otros hábitats naturales que sí destruyen tantas acciones humanas, incluida la agricultura.

En segundo lugar, las leyes medioambientales son muy estrictas en esos términos y no consienten ninguna alteración de áreas protegidas, como parques naturales, ya sea por razones de biodiversidad o por un perjuicio evidente en un paisaje de alto valor cultural, histórico o turístico. De hecho, antes de implementar un solo aerogenerador en cualquier terreno son necesarios exhaustivos estudios y trámites extremadamente rigurosos.

En tercer lugar, los beneficios que aportan los parques eólicos y fotovoltaicos al mundo rural son incuestionables. Para el propio medio ambiente y para la economía local (como fuente de empleo, de repoblación y de ingresos). Y también para la economía nacional, si queremos minimizar la dependencia energética y controlar la factura de la luz. No olvidemos que España es uno de los principales destinos de inversión renovable por nuestras condiciones únicas.

Una evolución lógica, tecnológica y ecológica

Otro argumento que resalta Rolwind es la reciente tendencia llamada agrovoltaica que consiste en combinar las plantas de producción de energías renovables con diversas actividades típicamente rurales, como la apicultura, el cultivo o el pastoreo. Una armonización de la que se benefician ambas partes. En el caso del pastoreo, por ejemplo, el ganado obtiene pasto fresco para alimentarse y al mismo tiempo se mantiene la vegetación para que no interfiera en la producción de energía. La clave, para Rolwind, es precisamente buscar el equilibrio, la armonía. Hacer las cosas bien, con cabeza y con conciencia. Buscando no perjudicar nuestro patrimonio natural (que es de todos) pero tampoco obstruyendo el camino de la transición energética, ahora que tenemos tanto avanzado.

Para Rolwind, por tanto, la implantación de las renovables no debe verse como una invasión de los espacios sino como una evolución lógica, tecnológica y ecológica del entorno en el que vive y progresa el ser humano. Frente al dilema “¿contaminación visual o contaminación ambiental?”, la respuesta es una cuestión de sentido común y un acto de responsabilidad de todos y cada uno de nosotros con el futuro.