Quien siembra vientos…

09/11/2011

Miguel Larrañaga. 09-11-2011

Luego vendrán a contar los demagogos que «los mercados dictan la política económica» para explicar las medidas de ajuste y los recortes en las Bolsas, pero es que parece que no hemos aprendido ni una sola palabra con todo lo que hemos vivido.

Me explico. Los mercados se alegraron y mucho de la «solución griega» y saludaron el gobierno de concentración nacional con entusiasmo. Pero el acuerdo del domingo ha dado paso a una cantidad de imbecilidades que no tienen parangón y Grecia sigue sin saber quien será el nuevo primer ministro una vez que Papandreu ya se ha despedido.

Todo parece indicar que quienes alcanzaron un acuerdo con «visión de Estado» abandonan por completo esta actitud a las pocas horas. El «elegido» para pilotar el difícil momento que atraviesa el país es el ex vicepresidente del BCE Lukas Papademos, pero este tipo no es tonto y exige que el pacto para sostener al Gobierno no incluya una convocatoria de elecciones en febrero.

Como persona responsable, quiere que le den tiempo para hacer los esfuerzos necesarios y enderezar el rumbo de Grecia sin un horizonte electoral que genere inestabilidad. Pero hoy parecía que Samaras, el líder del partido de la oposición, no quiere oír hablar del asunto. Vamos, que se le ha olvidado pronto el sentido de Estado.

Luego se sorprenderán de que los mercados les castiguen, pero por mucho menos a mí me ponían en la esquina de cara a la pared. Ya sé que ahora no se llevan estos castigos para no traumatizar a los niños, pero no me negarán que les vendría bien a estos irresponsables.

Pero no es este el único viento. El otro, el auténtico huracán es el de la desconfianza en la capacidad de Italia en resolver sus problemas. Este no es un viento recién sembrado. Italia lleva años sembrando desconfianza, yo diría que décadas, y Berlusconi tampoco es que genere confianza en los últimos tiempos. Más de uno y más de dos no creen que Italia pueda salir sola de la crisis y tampoco confía en que Berlusconi vaya a dimitir una vez aprobado el plan de ajuste.

La desconfianza es máxima y la prima de riesgo del país transalpino se ha disparado hasta rozar los 600 puntos, el punto dónde suele situarse el «no hay vuelta atrás». Y todo ello pese a que intentaban acelerar el trámite parlamentario del plan de ajuste para posibilitar su votación antes de la semana próxima.

Sin duda, estas tempestades son las consecuencias de décadas de una forma de hacer las cosas en el país más propia de la picaresca que de un país desarrollado. Y también sin duda, estas tempestades son consecuencia directa de años de tancredismo de Berlusconi, más preocupado de salvar su propio pellejo que de actuar con eficacia y decisión en los cimientos de la economía italiana.

Para que se hagan una idea, Italia ha actuado sobre sus cimientos económicos menos aún de lo que lo hizo España cuando negaba incluso la existencia de la crisis. La diferencia es que a Zapatero le llamó Obama y parece que a Berlusconi no.

En fin, que ya saben de qué va este asunto. Han sembrado vientos durante años y ahora recogen tempestades. Y luego será el mercado…

Vayamos con los resultados de tanto despropósito. El Dax ha caído un 2,21%, el FTSE un 1,92%, el CAC un 2,17 y el Ibex un 2,09%

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