A Wall Street no le gusta ni poco ni mucho lo que está pasando en Italia. Y le gusta tan poco que el S&P 500 y el Nasdaq Composite han vivido su peor sesión desde el 18 de agosto y el Dow desde el 22 de septiembre.

Ya les conté esta tarde mi impresión sobre el asunto. Italia ha sembrado durante años una desconfianza ocultada por la bonanza económica y la creencia absoluta en aquél «too big to fail». Pero la caída de Lehman Brothers ha demostrado que el tamaño es lo de menos e Italia puede caer como cualquier otro país.

Es justo valorar en su justa medida la responsabilidad de Berlusconi, su loca carrera hacia el abismo, su extraordinaria capacidad para el histrionismo, su tendencia irrefrenable al problema y su incapacidad absoluta para superarlo. Y todo ello aderezado con una contrastadísima habilidad de todo un país para que parezca que los problemas los tienen otros y para tirar balones fuera.

Pero «este cuento se ha acabado» y al final se ha caído el velo. Italia es un desastre tan grande como España e incluso peor. De hecho su prima de riesgo lleva meses por encima de la española. mientras su presidente del Gobierno estaba más ocupado en lidiar sus escándalos de faldas que en tomar medidas de ajuste. Ahora se las exige Europa y él asegura que se va en cuanto se aprueben, pero si ha perdido la credibilidad en su propio partido y las deserciones aumentan cada día, no sé si alguien puede esperar legítimamente que el mercado confíe en este sujeto.

Cuando se resiente la confianza pasan cosas. Cuando se resiente mucho pasan cosas más graves. Y cuando se pierde por completo se derrumban los mercados. ¿Lo de hoy ha sido un derrumbe? Puede que por porcentaje no se pueda hablar estrictamente de derrumbe, pero por perfil de la sesión ha sido un derrumbe en toda regla.

Al cierre, el Dow Jones perdió un 3,20%, el S&P500 un 3,67% y el Nasdaq Composite un 3,88%.