La creación de empleo indefinido no logra compensar la destrucción de temporales

28/04/2022

Luis Martínez del Amo. La EPA contabiliza 100.000 empleos menos, a pesar de los 164.000 nuevos indefinidos.

Datos: EPA – Gráfico: diarioabierto.es

El mercado laboral español va recuperando la figura tras la dieta de la Covid-19. Sin embargo, este súbito engorde se hace ahora al compás de dos nuevos acontecimientos. Por un lado, la reforma laboral, que eleva el número de indefinidos y resta temporales —aunque suma también quizás jornadas a tiempo parcial— . Y la guerra en Ucrania, que podría estar restando vigor a una recuperación que, en cualquier caso, ya estaba casi completada antes del estallido del conflicto bélico.

Estos dos fenómenos — la guerra y la reforma laboral — han dejado sus muescas en la encuesta de población activa (EPA) que hoy publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), según se puede interpretar.

En primer lugar, la guerra en Ucrania, que, con sus repercusiones en forma de precios al alza y problemas de suministros, ha desgastado quizás un crecimiento, que en cualquier caso, se hallaba ya casi completado, y desinflado por tanto la vertical recuperación que muestra típicamente toda salida del hoyo.

En enero, febrero y marzo, el número de ocupados bajó, como suele ser usual ese trimestre. Pero esta vez la caída del empleo se produjo con algo más de intensidad. Se perdieron 100.000 ocupados con respecto al trimestre anterior; más que los años anteriores a la pandemia durante ese primer trimestre del ejercicio.

Sin embargo, los rasgos del empleo perdido ofrecen un interesante perfil. En primer lugar, la mitad de esos ocupados destruidos respecto al trimestre anterior son autónomos; exactamente, 55.000; más de la mitad, como se dijo, de todo el empleo perdido. Se trata de la mayor destrucción trimestral de la década. Y puede ser síntoma de la fuga de estos profesionales, una vez que se van retirando las ayudas Covid; algo que otras estadísticas, como la de afiliación a la Seguridad Social, no habían detectado.

En segundo lugar, todo el empleo perdido es de naturaleza temporal. De hecho, el empleo indefinido creció en 165.000 personas en el trimestre. Y son los temporales los que arrastran la estadística por el barro, al destruirse unos 210.000 eventuales. Un rasgo característico del primer trimestre, cuando el fin de las campañas de Navidades y rebajas deshace la ilusión de prosperidad. Pero acentuado quizás este año después del estreno en enero de la reforma laboral, y con ella de las nuevas trabas a la contratación de temporales.

Más indefinidos, menos temporales

De hecho, el empleo indefinido ha crecido este trimestre. Y es el empleo temporal el que muestra una destrucción neta. Así, los contratos ‘fijos’ suben un 1,3% respecto al trimestre anterior. Se trata de la mayor tasa de los últimos diez años. Y se sitúa en torno al doble del mayor valor mostrado en la década, el año 2019, cuando los indefinidos crecían al 0,75%; similar ritmo al de 2017; que contrasta además con los cuatro años con valor negativo que también se dieron en esa década.

La cara amarga es que, aunque crecen los indefinidos, suben con mayor fuerza aún las jornadas parciales entre ellos. Esta puede ser una de las vías de escape que tomen los empresarios, acuciados por la nueva normativa que proscribe la temporalidad. Así, la jornada a tiempo parcial entre los indefinidos aumenta casi un 5,8%; su mayor tasa de crecimiento en la última década; aunque no lejos de la que se mostró, por ejemplo en 2017; o de la de otros años, como 2013.

En valores absolutos, de los 12,83 millones de indefinidos, tienen jornada completa casi 11,4 millones, mientras que otros 1,44 millones trabajan a tiempo parcial. Con ello, la tasa de parcialidad sube cuatro décimas, hasta rozar el 14%.

En cuanto a los eventuales, la caída de empleo temporal durante el primer trimestre es un fenómeno recurrente; quizás levemente potenciado este año por la reforma laboral. En este caso, la tasa de temporalidad se rebaja 1,2 puntos, hasta anclarse en el 24,2%

Con todo, la destrucción del 4,9% del empleo temporal respecto al trimestre anterior ni siquiera es la mayor de la década. Se sitúa en cambio un punto por debajo de la que se registró en 2013, cuando se destruyó durante el primer trimestre un 5,85% de todo el empleo temporal existente entonces.

Con una gran diferencia. Mientras en 2013 la destrucción de temporales respondía a un bache general del empleo (se destruía también empleo fijo), esta vez el bajón de temporales se compensa, aunque no completamente, con la creación de empleo indefinido. Como ya se dijo, este año en el trimestre se crearon 164.000 indefinidos, que no lograron compensar los 210.000 empleos eventuales perdidos en igual período.

La estadística registra caídas del empleo temporal todos y cada uno de los años de la última década. Por ejemplo; un 4,2% en 2019. En torno al 3% en 2017 y 2018. Y otros valores similares el resto de años. Este ejercicio, el empleo temporal cae casi un 4,9%; lo que deja el total de eventuales por debajo de los 4,1 millones de puestos.

Gráfico: INE

La industria lidera las caídas de empleo

Más preocupante es la composición sectorial del empleo destruido. La industria, con 68.000 empleos menos, lidera la negra estadística; seguida del gigantesco sector servicios, que se deja 50.000 ocupados; y por último, la agricultura. En cambio la construcción gana 30.000 efectivos.

Los 100.000 empleos perdidos —la mayor parte en la empresa privada— se dividen en 71.000 parados más, y 30.000 activos menos; aunque, en en este último caso, en el último año, se han ganado casi 400.000 activos para la causa laboral; hasta rozar los 23,26 millones.

El paro sube en todos los sectores, salvo en la agricultura. Si embargo, el latigazo del paro suaviza su daño entre los parados de larga duración; aquellos que perdieron su empleo hace más de un año, de los cuales se contabilizan hoy 40.000 menos que en el trimestre anterior.

En cuanto a la población activa, la tasa baja ligeramente hasta el 58,5%, resultado de una entrada de unos 47.000 extranjeros que no logran compensar la salida de 76.000 españoles, que han tirado la toalla y ya no buscan empleo.

Por su parte, el número de hogares con todos sus miembros en paro repunta en 29.0000; hasta sobrepasar el millón cincuenta mil.

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