Turno de jabalís

25/05/2022

Luis Díez.

Con el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, predicando las bondades de la economía española en el foro económico mundial de Davos (Suiza), correspondió a las tres ministras más sobresalientes del Gabinete (Nadia Calviño, María Jesús Montero y Margarita Robles) protagonizar el pleno de control al Ejecutivo por parte de la oposición. Podían haber sido cuatro si hubiera estado la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, pero, por una vez, PP y Vox le ahorraron el trabajo en la última sesión plenaria del Congreso de este caluroso mayo. Y por Júpiter que se acaloró el abogado gallego y concejal del PP en Viveiro Jaime Eduardo Olano al resumir con una frase el último informe del Banco de España. “Somos los que peor lo hemos hecho; su política económica es la peor de Europa”, le espetó a la vicepresidenta primera. “Lo peor es esta oposición”, respondió Calviño. “No lo dice el PP, lo dice el Banco de España”, insistió Olano antes de afirmar que “somos los que más subimos los precios y por eso el consumo privado se ha desplomado un 3%; déjense ayudar y pacten con Feijóo y no con Rufian y Otegi”. Replicó Calviño: “Dice cosas que no son ciertas, datos falsos… Este Gobierno entiende la salida de la crisis de una forma muy diferente a la que protagonizaron ustedes, creando empleo de calidad, con más de 20 millones de afiliados a la Seguridad Social; con crecimiento económico por encima del 4%; con ayudas a las empresas y a los ciudadanos más necesitados y directamente golpeados por la crisis de la pandemia y de la guerra de Putin. Y eso los ciudadanos lo saben”.

Cargó contra ella, acto seguido, el vóxido Iván Espinosa de los Monteros con la misma munición, calibre Banco emisor: “En Castilla y León se llevaron un palo y en Andalucía se van a llevar otro”, pronosticó en referencia a los comicios autonómicos del 19 de junio. A lo que respondió la presidenta en funciones: “Por más crispación y miedo que siembren ustedes, los ciudadanos saben que están seguros con este Gobierno. Ustedes desprecian e insultan a los discapacitados, como han hecho en Castilla y León. El mismo día de la última matanza de niños en una escuela en Estados Unidos, ustedes proponen repartir armas a la población”.

“¡Lunática!”, la insultó con ladrido de mastín sin carrancas el también vóxido (otrora del PP) Ignacio Gil Lázaro antes de dirigir orientar su soflama a la defensa, dijo, de los hombres y mujeres del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y al vituperio de la ministra de Defensa, Margarita Robles, acusándola de haber “perdido el honor” por relevar a la directora del Centro. “Han vendido la Patria a los enemigos”, tronó Gil. Tras una enfática parrafada como una sucesión de petardos que estallan, soltó la traca final: “España necesita ser rescatada de la felonía y la vileza que representa este Gobierno”. Le respondió la ministra: “España es de todos, de los ciudadanos, de la buena gente que no insulta y descalifica como ha hecho usted”.

El tercer jabalí de la mañana, Valentín Piriz, licenciado en administración de empresas por la Universidad de Extremadura, arremetió contra la titular de Hacienda, María Jesús Montero a cuenta del déficit público. “Son un lastre para este país, un esperpento”, dijo su señoría del PP. Respondió la ministra asegurando que el Ejecutivo mantiene la consolidación fiscal y que los últimos datos de 2021 respecto al año anterior indican una reducción del déficit de 3,31 puntos. Puesto que Piriz, como otros correligionarios, se refirió a las elecciones andaluzas, Montero le dijo: “Lo mínimo que tiene que hacer el PP es comprometerse a no pactar con una ultraderecha que mantiene un discurso guerracivilista que nos avergüenza. ¿Van a entregar el poder a esa derecha que habla de rescatar España? Miedo dan”.

Fue sin embargo la candidata ultraderechista a la presidencia andaluza, Macarena Olona quien trasladó su causa al pleno de la Cámara cuando acusó al ministro de la Presidencia, Féliz Bolaños, de ordenar a la alcaldesa de Salobreña, María Eugenia Rufino, la anulación de su empadronamiento en esta localidad. Esbozando una sonrisa le llamó “perejil” varias veces y celebró que la Junta Electoral y los jueces confirmasen la legalidad de su empadronamiento. “¿Me dan de baja a mí y no a los 30.000 ilegales empadronados y con tarjeta sanitaria que pagamos todos? Ya puede llamar a María Eugenia y tranquilizarla ante la denuncia por prevaricación”, recomendó al ministro. Bolaños le replicó que “ni ha vivido ni vive en Salobreña, de modo que si lo primero que ha firmado es una trampa, los andaluces ya saben cuál es su ética y fiabilidad”.

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