Parece que ya se están poniendo las cosas en su sitio. La crisis económica no hay quien nos la quite de encima y todo parece apuntar a la errada forma de encararla por los políticos. Y ya van más de dos que se han quedado por el camino. Así lo interpreta el Fondo Monetario Internacional que, según su directora general, Christine Lagarde, los mayores riesgos de recesión se encuentran en los políticos.

Los técnicos son ahora los llamados a recoger el testigo. Si todo evoluciona como está previsto el ex vicepresidente del BCE, Lucas Papademos sustituirá a Yorgos Papandreu en Grecia, y una vez que dimita Silvio Berluscone (una de las dimisiones más esperadas en todo el mundo), el cargo de primer ministro italiano será cubierto por el excomisario de la UE, Mario Monti.

Estas son las últimas dimisiones, pero ha habido más desde que estalló la crisis. Las más comentadas las de otros dos países intervidos, Irlanda -su primer ministro Brian Cowen dimitió en enero de este año- y Portugal, donde José Socrates , presentó su dimisión en marzo. También el primer ministro finlandés dimitió el pasado mes de junio; el checo el pasado año. Tampoco se puede dejar de mencionar la situación de parálisis que se ha vivido en Bélgica durante un año y medio ante la falta de acuerdo entre las principales formaciones políticas… Es un suma y sigue.

Otros políticos están a punto de irse, como José Luis Rodríguez Zapatero, y algunos otros viven sus horas de popularidad más bajas, como el propio Nicolás Sarkozy, o sus decisiones han empezado a cuestionarse significativamente, como las de la todopoderosa Angela Merkel.

No es de extrañar que el FMI culpe de la “velocidad baja” con que camina la economía mundial a los dirigentes políticos por lo que en un informe califica de “políticas incoherentes” que han “exacerbado” la incertidumbre, han hecho perder la confianza de los mercados y reforzado todas las tensiones que se están produciendo.

Si se anunciaran planes creíbles se pondría fin a tanta duda sobre el saneamiento de las cuentas públicas y del sistema financiero de muchos países. Y además, deberían realizarse con rapidez, sin que los mercados tengan tiempo de reaccionar. Los países europeos no son los únicos hacia los que Lagarde dirige su dedo acusador, en el mismo paquete incluye a Estados Unidos y Japón, e incluso hasta China porque por no saber ejecutar bien los mecanismos de su política monetaria.

Empezamos con una crisis financiera, seguimos por una crisis económica y de empleo que ha afectado a la mayoría de los sectores, y ahora la clase política está también en recesión. Sin duda nunca en el mundo se ha vivido una crisis igual, que afecta a tantos y durante tanto tiempo, porque según todos los augurios nada halagüeños, todavía quedan por delante dos o tres años, ¿cuántos primeros ministros y jefes de Estado dimitirán?