«Una hipotética interrupción de las importaciones de materias primas energéticas procedentes de Rusia podría tener un impacto significativo sobre la economía española. La dificultad para sustituir dichos productos a corto plazo supondría una reducción en la oferta de energía y un agravamiento del actual episodio inflacionista, lo que implicaría, por ambas vías, un lastre para la actividad económica», avisa el análisis ‘Consecuencias económicas de un hipotético cierre comercial entre Rusia y la Unión Europea«, elaborado por Javier Quintana, de la Dirección General Adjunta de Economía e Investigación del Banco de España.
«En cualquier caso, dado que la dependencia con respecto de la energía rusa es
menor en España que en el resto de las economías europeas, los efectos sobre nuestra economía serían notablemente más reducidos», precisa.
No obstante, «el impacto se ve amplificado como consecuencia de la propagación de la perturbación a través de las cadenas globales de producción, que es particularmente pronunciado en determinados sectores de actividad».
«La interrupción de exportaciones o de las importaciones del resto de los bienes también tendría un impacto negativo sobre las economías europeas, aunque su efecto sería más limitado que en el caso de las materias primas energéticas», añade.
Los sectores más afectados por la ruptura entre la UE y Rusia son los que registran un uso intensivo de la energía: el transporte, la industria de metales básicos o la química. El efecto sería más limitado para los servicios.
El análisis del Banco de España estima que, en el peor de los escenarios, la economía nacional puede sufrir una caída de hasta 2,4 puntos en el PIB y un aumento de 1,7 puntos en la inflación. Pero avisa que este impacto no pueden sumarse sin más a las previsiones existentessobre la evolución de la economía española, ya que los precios actuales de la energía ya anticipan la posibilidad del cierre comercial entre la UE y Rusia.
Para el conjunto de la UE, el impacto negativo adicional sobre el PIB de suspender las importaciones procedentes de Rusia sería de 1,2 puntos porcentuales, frente a los 0,3 de España. El cese de las exportaciones implicaría 0,6 puntos menos de PIB en el conjunto de la UE, frente a los 0,4 de España.
Una interrupción únicamente de las importaciones energéticas procedentes de Rusia supondría un impacto sobre el PIB de la economía española de entre 0,8 y 1,4 puntos, y un aumento de la inflación de entre 0,8 y 1,2 puntos el primer año año.
En el escenario considerado como más probable, la reducción sería de 1,1 puntos del PIB y el incremento de 0,9 puntos en la inflación.
El impacto sería mayor en las tres principales economías del área del euro: tres puntos menos de PIB en Italia; 2,6 en Alemania; y 1,5 Francia. Y afectaría sobre todo a los países del este de Europa, debido a su mayor dependencia energética de Rusia.
Para el conjunto de la UE se producirían un retroceso de entre 2,5 puntos y 4,2 en el PIB y un incremento de entre 1,6 y 2,7 puntos en la inflación.
El impacto se iría reduciéndose a medida que aumente la capacidad de sustitución de las importaciones energéticas rusas por parte de los países europeos.
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