La editorial me respondió, seis meses después. Me dijo: tus relatos no encajan con la temática de publicación de nuestra editorial. Y aquellas palabras me nublaron la vista. Hicieron tambalear un poco mi mundo. ¿Cómo que no encajan? ¿por qué?… mis relatos encajarían en cualquier parte. Relatos de amor, de lucha, de esperanza. Historias tristes y alegres, reales y de ficción. La vida misma hecha palabra. Tal vez era yo y no mis relatos los que no encajaban en aquella editorial.

Mi vida hacía meses que cambió. Mi camino se había hecho más extenso. Había apartado un poco la mirada de ese horizonte en el que solo divisaba la escritura, palabras amontonadas, esperando perderse entre las palmas de mis manos, colarse entre mis dedos para formar montoncitos de historias. Pero yo, por el camino, me había entretenido con su pelo y con su risa. Me había entretenido creando con mis manos. Sintiendo al fin, la felicidad afinarse dentro de mi cuerpo.

A veces, un escritor, escribe más y mejor, cuando le azota la melancolía y la soledad. A veces, un escritor, necesita no escribir nada durante mucho tiempo, para más tarde, escribir una gran obra. Siempre diré que, no es que ahora no escriba, es que estoy viviendo para poder escribir luego. Eres lo que escribes, aunque no lo sepas. Y terminas escribiendo lo que eres y lo que vives.

Y yo había estado viviendo todo este tiempo. Esperando que la editorial me dijese que mi obra era una obra maestra. Sin embargo, mi obra no encaja dentro de la línea de su editorial. Entonces cerré aquel mail que me había desbordado de desilusión, y seguí con mi vida y mis planes.

Cuando la vida, cuando las editoriales te cierran una puerta, no hacen sino abrirte otra más grande. Cuando la vida te niega una oportunidad, es porque, otra oportunidad mejor está por llegar.

Siempre diré que me alegro de todos los malos momentos y de todas esas decisiones que en su día, me hicieron llorar, porque me han llevado a este punto de la vida donde hoy me encuentro, rodeada de gente que merece la pena. De felicidad, de planes y de metas. Si me hubiese quedado anclada en aquellos días tristes, en aquellas puertas cerradas… si me hubiese quedado allí, con la cabeza escondida entre las piernas, yo no habría divisado otros mundos, ni otras oportunidades. Como ahora, cuando esa editorial me ha dicho que mis historias no encajan. Vale. Pues mis historias no encajan, entonces, trataré de que encajen sin vosotros. Estas historias, o las que vendrán.

Tal vez un día escriba algo, algo que deslumbre con tanto brillo que llenará la estancia de vuestra editorial desde lejos. Tal vez, algún día, escuchéis mi nombre en alguna parte. Tal vez, un día, las historias, las que os envíe y de las que esperé con paciencia y cariño una respuesta, se conviertan en el principio de algo grande, tal vez sean la raíz, una raíz perdurable en el tiempo, inmortal, y entonces yo recordaré aquella tarde. Aquella negativa. Aquel “no encajan” y mi lucha y mis sueños. Recordaré que guardé esas historias, solamente para inventar otras. Que tuve que sufrir vuestra negativa para quedar esperando algo mejor. Para luchar, por algo mejor

Y quizá, una vez más, vuestro error, sea mi acierto. Y me alegre de haber creído siempre en esa frase de la que os acabo de hablar: “cuando la vida te niega una oportunidad, es porque, otra oportunidad mejor está por llegar”.

Espero que las negativas y mi lucha, te ayuden a ti de algún modo a seguir persiguiendo tus sueños. A que cuando te cierren una puerta en las narices, le des la espalda con una gran sonrisa. Mirando siempre al frente, el horizonte, lo que te aguarda y espera. Porque lo que realmente sea para ti, siempre te espera, y siempre te reconoce, por mucho fracaso que lleven tus ojos. Por muchas puertas que te cierre la vida.