España como potencia gasista

08/06/2022

Luis Díez.

Con prudencia, a la chita callando, se va abriendo paso uno de los más importantes proyectos de futuro impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez para colocar a España como gran productora de energía limpia o, si se prefiere, como la mayor potencia gaseosa, basada en la producción de hidrógeno con energías renovables (sol, viento y agua), de los 27 Estados miembros de la Unión Europea (UE). De la información aportada por el presidente del Gobierno al pleno del Congreso sobre los acuerdos de la última cumbre de la UE vale subrayar la firme decisión de reducir hasta suprimir en 2027 la dependencia del petróleo y el gas ruso. Esa determinación ha llevado a los gobernantes europeos a añadir 210.000 millones de euros a las infraestructuras e interconexiones gaseosas y eléctricas hasta ese año.

En ese terreno, la potencialidad de nuestro país es extraordinaria y tiene un gran futuro. “Tenemos el 50% de la capacidad de almacenamiento de gas y el 38% de la regasificación del conjunto de la Unión”, recordó Sánchez antes de afirmar que “nuestro objetivo es potenciar las renovables y el hidrógeno”. Naturalmente, se ahorró la letra menuda. Pero a los buenos entendedores les basta con saber que además de los inmensos depósitos naturales de Jaca (Huesca) y la Gaviota, en el Golfo de Vizcaya, nuestro país cuenta con seis plantas de regasificación en funcionamiento, con una capacidad conjunto de tratar 1,98 teravatios-hora (TWh) al día, equivalentes a 729 TWh/año. Esta capacidad (el teravatio-hora es una unidad de potencia equivalente a un billón de vatios-hora de producción eléctrica) es más del doble del consumo actual en España.

Más allá de la aceptación por parte de la UE de la plataforma para la compra común de gas, propuesta por el jefe del Gobierno español y de la consideración de España y Portugal como “isla energética”, lo que impedirá que el precio del gas encarezca la factura regulada de la luz, como venía sucediendo hasta ahora por mor de un sistema de subasta perjudicial para la Península Ibérica, las inversiones para la conexión gasista (y eléctrica) con la Europa central, del norte y del este permitirán a nuestro país no sólo suministrar gas licuado sino, sobre todo, hidrógeno líquido de producción propia con energías renovables, al gran mercado europeo. Las mismas tuberías del gas natural sirven para el hidrógeno, y ambos gases, compatibles, pueden circular juntos. Por ahí va el futuro del transporte pesado (barcos, trenes, aviones) para sustituir al petróleo.

De momento, Enagás y Acciona Energía han puesto en marcha en Lloseta (Mallorca) su primera planta de producción de hidrógeno dentro del proyecto Power to Green Hydrogen de la UE. Se trata de un proyecto de referencia en el sur de Europa. La obtención del combustible se realiza con energía fotovoltaica (placas solares). Otra de las grandes compañías, Iberdrola, ya posee plantas de hidrógeno, el combustible llamado a sustituir a la energía fósil y a circular por la red gasista europea. Hasta aquí la letra pequeña de lo que Sánchez denominó “nuestro objetivo”.

Por lo demás, el jefe del Gobierno se refirió a los “trece grandes proyectos” de decenas de empresas pequeñas y medianas y de grandes grupos industriales interesados en el desarrollo y la producción de vehículos eléctricos y en la instalación de dos grandes plantas –“gigafactorías” les llamó– de baterías eléctricas en la Comunidad Valenciana y en Extremadura que, en su conjunto, recibirán 12.000 millones de euros en ayudas del plan europeo de relanzamiento económico tras la pandemia del coronavirus. El presidente, que trasladó la preocupación de los socios comunitarios por el déficit de inversión en defensa, señaló que la cumbre de la OTAN en Madrid, a finales de este mes, “será el momento de aceptar la adhesión de Finlandia y Suecia” a la Alianza.

La oposición de derechas (Concepción Gamarra, del PP) consideró lamentable que los socios de Gobierno del PSOE estén en contra de la OTAN, que el Ejecutivo esté dividido “en todo”, desde el envío de armas a Ucrania hasta la celebración de la cumbre de la Alianza Alántica, pasando por la política con Marruecos sobre el Sahara. “Lo suyo es como caminar con las piernas cruzadas”, le dijo antes de preguntarle si cuenta ya con el permiso de Alemania para mandar carros de combate Leopard a los combatienes ucranianos. Finalmente restó importancia a la reducción de la factura de la luz (entre un 15 y un 20%), derivada del acuerdo de Bruselas. “Aquello fue en abril y la bajan ahora que ya viene el verano”, concluyó.

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