El mal uso de los impuestos

28/06/2022

Josep M. Orta.

Ha terminado la campaña de la declaración de la renta. El mal humor de algunos por el resultado se difumina con la idea de unas próximas vacaciones. Son muchos los que piensan que ellos -trabajadores por cuenta ajena – son los grandes paganos mientras las grandes fortunas tienen mil y una forma de evadir sus obligaciones fiscales y se plantean si los poderosos no cuentan con una cierta vista gorda de determinadas instituciones. Como se dijo en el juicio contra los duques de Palma, el “hacienda somos todos sólo era un eslogan publicitario”…

Una vez ejercido el derecho al pataleo quizás sean muchos los que comprendiendo la necesidad de pagar impuestos para sufragar los gastos del estado lo que cuestionan es si los ciudadanos ven compensados con los servicios que reciben por parte del Estado gracias a los impuestos que pagan. Voy a obviar las partidas presupuestarias destinadas al Ejército, pero sí que me gustaría constatar el deterioro de una serie de servicios que nos son muy próximos, como es una sanidad pública hasta hace poco ejemplar y cuyos servicios se han deteriorado de una forma alarmante en los últimos años (la gráfica afirmación de Fernández Díaz al asegurar que “nos hemos cargado la sanidad catalana”), o el sistema educativo cuya falta de recursos en muchas comunidades es patente mientras algunos pretenden politizar las aulas creando problemas donde no los había.

Sigamos con en problema de las comunicaciones, con inversiones millonarias en el desarrollo de líneas del AVE sin pasajeros mientras se eternizan las obras de un corredor mediterráneo que habría de potenciar el desarrollo económico de la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, por no citar las comunicaciones de cercanías que funcionan de una forma ejemplar en algunas comunidades mientras en otras son tercermundistas. 

También con los impuestos habrían de servir para regular los precios de productos de primera necesidad, como el gas y la electricidad que son los motores que permiten que se dispare el costo de los demás productos. 

En cambio comprobamos que hay grifos más que abiertos para malbaratar los recursos que damos al Estado con obras de dudosa utilidad, presupuestos de concesiones que se disparan a la hora de su ejecución, trabas burocráticas que eternizan la concesión de permisos. Y claro, el Estado también tiene que racionalizarse, hay muchos organismos de dudosa utilidad en la época de la informática, mientras hay instituciones que algún día alguien se podría tomar la molestia de explicarnos para que sirven, por ejemplo el Senado. 

Hay mil razones para que muchos ciudadanos se sientan defraudados por las compensaciones que reciben por el pago de los impuestos.

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