En la cumbre de la OTAN, que este jueves concluye en Madrid, no se han lanzado mensajes en los que se perciban medidas para relajar la tensión bélica en el Este de Europa. En principio, todo lo contario, con Suecia y Finlandia con  las puertas de la organización ya abiertas. Y con los países participantes exhibiendo más unidad que divergencias.

Un escenario en el que la energía, que Rusia utiliza como una de sus mejores armas, adquiere más relevancia. Y precisamente fue el miércoles cuando se ha oficializado que España permite que a través del hasta ahora cerrado gasoducto del Magreb llegue el gas a Marruecos. El hidrocarburo que se exporta al país magrebí no tiene su origen en Argelia: llega a España a través de los buques gaseros y se procesa en alguna de las plantas de regasificación de la península.

Pero no se trata solo del uso de la red de transporte que une Europa con África desde Tarifa, España también ha elevado las exportaciones a Francia, pese a la reducida capacidad del gasoducto entre los dos países.

En medios energéticos se destaca que España está dando pasos para reivindicar un objetivo que considera estratégico para avanzar en la reducción de la dependencia del gas de Rusia. Quiere convertirse en un hub básico para el suministro de Europa, no solo por su posición geográfica; en primer lugar por ser el país europeo con más plantas de regasificación que posibilita la diversificación en las provisiones, desde América a naciones como Qatar o Nigeria.

Las dificultades con las que se encuentran los países europeos, en especial Alemania e Italia, para llenar los depósitos de gas de cara al próximo invierno, promueve que algunas naciones den prioridad a garantizarse sus suministros. Reino Unido ha señalado que contempla la posibilidad de cerrar el grifo del gas en las tuberías que le unen e Holanda o Bélgica.

Un contexto que facilita que la UE aporte financiación del gasoducto Midcat, que vincularía España con Francia a través de Cataluña, que ya tiene avanzados procesos relacionados con el impacto en el medio ambiente pero por el que París hasta ahora no ha mostrado gran interés.