Los bonos españoles en el 7% de rentabilidad

17/11/2011

Salvador Arancibia. A tres días de las elecciones generales el Tesoro ha tenido que elevar la rentabilidad de los bonos a 10 años por encima del 7% para colocar algo más de 3.500 millones de euros entre los inversores. La prima de riesgo llegó a tocar los 500 puntos de diferencia con el bono alemán, aunque posteriormente se rebajó hasta los 459 puntos tras la intervención del BCE.

Se sabía que el precio al que el Tesoro iba a colocar deuda pública iba a ser elevado pero no se pensaba que llegara a tanto. A lo largo de esta semana la prima de riesgo ha ido escalando posiciones en su loca carrera hacia ninguna parte y el resultado de la subasta de letras a un año del martes no auguraba nada bueno. Pero las peores expectativas se han visto superadas por la realidad.

El resultado de la subasta produce vértigo. El tipo marginal, el más elevado al que el Tesoro ha aceptado dinero, ha sido del 7,088% y el tipo medio de la emisión ha estado a punto de situarse en el 7%. Le han faltado tres centésimas tan solo. Los precios de la emisión no se conocían desde 1997, es decir desde antes de la entrada de la peseta en el euro.

El problema no es el resultado en si mismo sino la tendencia que marca y cómo después de la subasta las cosas han seguido empeorando en lugar de relajarse. Si la prima de riesgo a primeras horas de la mañana superaba los 475 puntos después del anuncio del Tesoro escalaba hasta los 500, aunque posteriormente se moderó tras la compra de deuda española e italiana por parte del Banco Central Europeo. El nivel de cierre fue de 459 puntos.

 

La presión de los mercados sobre la deuda soberana europea, excluida la alemana, no hace sino aumentar en esta semana que parece decisiva. El cambio político en Grecia y, sobre todo, en Italia no ha servido para nada.

El gobierno ‘técnico’ de Mario Monti, en el que están ausentes los políticos tradicionales –salvo el propio Monti al que ahora no se quiere reconocer como político a pesar de los cargos que ha ostentado a lo largo de su vida- no ha servido para apagar los fuegos que los inversores están propagando en todos los frentes.

Incluso Francia, que venía sorteando con cierta comodidad la crisis, se ha visto en medio del temporal en la misma proporción en que se iba abriendo la brecha entere su bono y el alemán.

La crisis de la deuda soberana ha dado un verdadero poder a los inversores que han visto como eran capaces de forzar cambios de gobierno, una vez que las medidas adoptadas por los anteriores no les parecían suficientes para encarrilar la situación. Pero la solución que han encontrado, el nombramiento de personas con un perfil político más difuminado y con experiencia profesional en los mercados (Monti y Papademos, además del flamante presidente del BCE, Draghi, han trabajado varios años en los grandes bancos de inversión norteamericanos) no parece ser suficiente.

Se diría que no confían ni siquiera en sus propios elementos porque no les han dado no ya 100 días sino ni siquiera uno. Antes de que Monti fuera nombrado primer ministro ya arreciaban los ataques con la deuda italiana.

En estas condiciones, las elecciones en España del próximo domingo no sólo no están sirviendo para introducir algo de calma ya que no parece que haya discusión sobre el alcance de la presumible victoria del PP, sino todo lo contrario. Parecería que los inversores están forzando la máquina para demostrar al futuro presidente del  Gobierno el alto grado de dependencia que va a tener desde el minuto cero.

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