En el filo de la navaja

17/11/2011

Miguel Larrañaga. 17-11-2011

Sobrepasar los 500 puntos básicos en la prima de riesgo española significa que el mercado pide un 7% a la deuda pública española para ser comprada y el 7% es precisamente el límite establecido comúnmente para que un país europeo precise ser rescatado. Así ocurrió con Irlanda y con Portugal. Con Grecia se esperó algo más y ya sabemos a lo que ha conducido.

Pero esto no es lo peor. El máximo de la prima de riesgo no se ha alcanzado en el secundario, donde los inversores piden un 6,9% por los bonos a diez años, sino en la propia subasta del Tesoro, que se ha colocado al 7,08%. Y esto para colocar aproximadamente la mitad de lo previsto.

¿Estamos en situación de rescate? Posiblemente no, pero sí en el filo de la navaja. De momento, lo más destacable es que hay demanda de títulos de deuda española, lo que es un síntoma de que puede tratarse de una situación pasajera. La proximidad de la cita electoral abunda más en esta dirección y con total seguridad los mercados van a estar más pendientes de las primeras medidas del nuevo Gobierno más que los propios españoles.

Me dirán ustedes que para ver medidas nos tendremos que ir a principios del año próximo, pero en esto yo espero un sincero patriotismo de Zapatero. Si hay una mayoría holgada del PP, estoy seguro de que el presidente del Gobierno hará lo que Mariano Rajoy le diga si llega el caso de que sea necesario actuar con urgencia. No habrá presupuestos, ni una reforma laboral, pero si llegado el caso se necesita crear un «banco malo» con urgencia, no duden que se creará.

No he elegido el ejemplo del «banco malo» al azar, sino bien a propósito. En ciertos círculos ha caído como un jarro de agua fría la negativa de Rajoy a crearlo. Estén ustedes muy tranquilos. A priori, Rajoy no lo quiere y, desde luego, lo que no va a hacer es dar cuartelillo al pregonero, que le acusaría de ser el aliado de la denostada banca y machacaría el mensaje hasta el domingo. Pero si tiene que crear el banco malo, y parece que no hay más remedio, lo hará.

Mucho se ha hablado del «banco malo» para agrupar los activos tóxicos del sistema financiero español, pero se ha explicado poco. No es un banco como lo entendemos ahora mismo, sino un «aparcamiento» de créditos ligados a activos de riesgo. Tanto los créditos como los activos irían al «banco malo» y se gestionarían a largo plazo sin pesar en el balance de los bancos individuales,

Otros países lo han hecho antes que nosotros y la experiencia ha sido bastante buena, pero aquí nos negamos a hacerlos porque la situación de nuestro sector financiero era la envidia del mundo. Sólo se les olvidó decir que en los referente a las Cajas éramos el hazmerreir del mundo, pero obviaron este pequeño detalle que ahora aflora en toda su crudeza.

Y es que en el asunto patrio tenemos una gran cruz a cuestas. Negar la crisis nos metió en ella con tal profundidad que ahora es complicadísimo salir. Mientras Alemania, ¡qué envidia!, mejora sus niveles de empleo y son ya los mejores desde la reunificación, España los empeora estadísticamente mes tras mes.

Conste que he dicho estadísticamente. Con todos los respetos, España no tiene cinco millones de parados. Tiene muchos parados, muchísimos, pero no cinco millones. El fraude al desempleo y la economía sumergida campan por sus respetos y solo así se entiende que con cinco millones de parados no tengamos una revolución social permanente en la calle.

Por todo esto estamos en el filo de la navaja, pero no en situación de rescate. Ahora bien, las cosas pueden empezar a cambiar desde el lunes. Si se ven medidas eficaces, planes creíbles y determinación de coger el toro por los cuernos, habrá una tregua.

Una pista. Se podría empezar por embridar a esos empresarios ventajistas y tramposos que despiden trabajadores para que otros hagan horas extraordinarias y terminar por una profunda reforma de la función pública que consiga que miles de burócratas chupatintas hagan algo más que acudir a sus puestos de trabajo a diario y salir a desayunar cuando les llega la hora más adecuada, es decir, que trabajen como otros funcionarios lo hacen, y me vienen a la cabeza médicos, profesores, policías o el desbordado personal de muchas oficinas del antiguo INEM, pero hay muchos más colectivos de funcionarios dignos de admiración.

Por todo esto, les decía, estamos como estamos. Y curiosamente, el mercado de valores sigue creyendo en España. A pesar de que la prima de riesgo se ha disparado y todo lo demás, el Ibex vuelve a comportarse sustancialmente mejor que el resto de índices europeos. Si no lo creen, no hay más que mirar los cierres: el dax ha caído un 1,07%, el FTSE un 1,56%, el CAC un 1,78% y el Ibex sólo un 0,40%. Aún estamos a tiempo, pero hay que darse mucha prisa.

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