La guerra ya es económica

05/09/2022

Maite Vázquez del Río.

Finalizados los meses de verano, con las olas de calor superados, aunque el interior de las casas aún se resienta y nos meteorólogos nos amenacen con el ciclón Danielle que, por suerte, se quedará cerca de las costas españolas, los ciudadanos volvemos a la dura realidad. El disparo de salida es la vuelta al cole y las aperturas del nuevo curso político y judicial. Pero si miramos nuestro bolsillo vemos que todo sigue igual y a peor… porque la inflación sigue descontrolada y Rusia sigue su guerra con Ucrania y, sobre todo, la guerra ya se ha convertido en económica con sus nefastas consecuencias para toda la humanidad.

Hemos dejado de hablar de muertos y refugiados, para hablar del precio de la luz, del gas, de los combustibles, de los alimentos, de lo que se ha encarecido la vuelta al cole… de la inflación y que nos acercamos a un otoño e invierno lleno de conflictos sociales y miedo a los cortes de suministro. Esto también es el siglo XXI.

Los bancos centrales ya han empezado a subir los tipos de interés, lo que perjudicará a todo mortal que esté pagando una hipoteca, mientras las entidades financieras ven con satisfacción el encarecimiento del precio del dinero que es lo que les da más beneficios. Y si no solo hace falta ver lo ocurrido desde la anterior crisis (2008): una reestructuración sin precedentes con miles de sucursales cerradas y cientos de miles de empleos desaparecidos. Pero un dinero más caro también encarecerá cualquier crédito con el consiguiente perjuicio también para las empresas, que aún siguen necesitando más oxígeno para superar los últimos coletazos del Covid.

La guerra entre Rusia y Ucrania ya no sirve para esconder el pulso entre Estados Unidos y China, porque el primero no quiere perder la hegemonía de ser la primera potencia económica y el segundo porque aspira a ocupar ese lugar. De momento, la crisis energética no golpea tan de lleno a ninguno de los dos países. Los estadounidenses porque son productores directos que, incluso, exportan al resto del mundo; los chinos porque se han beneficiado de la situación que vive Rusia con los países a los que exportaba gas y petróleo.

La guerra económica realmente se vive en Europa. Los ‘castigos’ impuestos a Rusia por parte de la UE han llevado a cerrar muchos grifos, elevar precios hasta niveles desconocidos y unos dirigentes europeos que se dedican más a apagar incendios que a buscar una clara estrategia para que esta situación acabe. Y la meta no es otra que Putin y Zelenski se sienten y firmen la paz.

Mientras tanto, todos los ciudadanos a pagar más y esperar a que surjan nuevas ayudas -ya sea a través de bajadas de IVA, bonos gratuitos o cualquier tipo de ayuda- que sirvan para ocultar el verdadero problema: la guerra económica no ha hecho más que empezar, y Europa está en medio. Nuestro campo de batalla está en los supermercados, en las tiendas, en los bares y restaurantes, en el interruptor de la luz, en la caldera de la calefacción y el agua… mientras los sueldos no avanzan al mismo ritmo.

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