La campaña electoral ha pasado prácticamente desapercibida por la mayoría de los catalanes. Poca propaganda electoral, apenas anuncios que no sean los espacios gratuitos y escasez de grandes actos La mayoría de los ciudadanos toda la campaña se ha reducido al despliegue mediático, tanto en radios como en prensa escrita. En cambio los candidatos han evitado al máximo el contacto directo con el electorado. Apenas han realizado la tradicional visita a los mercados; mítines pocos y normalmente en pequeños locales y ruedas de prensa, las mínimas.
Lo que sí han notado es el clima de malestar ciudadano con los recortes. Si el martes y miércoles fueron los médicos de los centros públicos los que hicieron huelga convocados por el sindicato Médicos de Catalunya y salieron a la calle, el jueves fueron millares de estudiantes quienes pararon las facultades, provocaron numerosos colapsos circulatorios con sus cortes de calles y por la noche hicieron una masiva manifestación por el centro de Barcelona, pasando por la Plaça de Sant Jaume –sede de la Generalitat y el Ayuntamiento-, donde antes habían estado los farmacéuticos reclamando que la administración les saldara la deuda que tiene con ellos por las medicinas que receta la seguridad social.
El viernes también doble manifestación. Otra vez los sanitarios- esta vez convocados por la CGT, los que han iniciado una huelga de 24 horas mientras que un centenar de bomberos de la Generalitat se han manifestado por el centro de Barcelona para protestar contra los recortes que aseguran afectan seriamente a la calidad del servicio. Explican que la administración ni siquiera paga el seguro de los coches de bomberos y que no se hace el mantenimiento ni de las instalaciones ni de los vehículos, aparte de denunciar la reducción de material (el jueves dieron de baja 20 camiones). Denuncian que las promesas de inversiones realizadas tras el incendio de Horta de Sant Joan que costó la vida a cuatro bomberos se han incumplido y que actualmente tienen un déficit de 197 vehículos y 300 bomberos, paralizando las convocatorias de oposiciones.
Paralelamente el movimiento de los indignados se vuelve a reunir en la Plaça Catalunya barcelonesa para realizar asambleas, mientras que en otras ciudades, pese a que las fuerzas policiales han impedido varios intentos de acampada.
Ello hace que muchos ciudadanos teman las elecciones. No por saber quien de los tres partidos que se disputan la victoria en Catalunya saldrá ganador (PSC, PP o CiU) sino por el recelo que tienen por lo que pasará el lunes, cuando los políticos dejen de tener la cara amable que ponen cuando piden el voto y empiecen a “arreglar el país”, o sea de decretar nuevos tijeretazos en servicios básicos.
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