Jan Felix Gloeckner, especialista sénior en inversiones de Insight (grupo BNY Mellon IM) considera que, con la subida histórica de 75 puntos básicos (pb), la mayor de su historia, y con el anuncio de nuevos incrementos, el Banco Central Europeo lanza a los mercados el mensaje de que «sin ninguna duda se están tomando en serio la amenaza inflacionaria». «Si bien las tasas más altas van a ser dolorosas a corto plazo y se sumarán a la presión infligida por los precios más altos de la energía, anclar las expectativas de inflación a largo plazo es fundamental para evitar una mayor espiral ascendente», argumenta.
Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis, destaca que «es una medida necesaria y adecuada pero no suficiente para contener la inflación». El BCE «debe vigilar el entorno porque los Estados europeos están lanzando enormes programas de gasto que suponen más riesgo de inflación y consumo de nuevas unidades monetarias y, a pesar de la normalización, el aumento de la masa monetaria en la Eurozona (M2) continúa siendo mayor al crecimiento del PIB real».
«Esta subida de tipos no tiene un impacto severo sobre las condiciones de crédito y consideramos que las entidades financieras no van a restringir el crédito ya que dichas condiciones son todavía muy atractivas para la inversión y la deuda prudente», apunta. «El coste de las hipotecas a tipo variable subirá ya que es probable que el Euribor refleje estas nuevas expectativas pero no podemos olvidar que venimos de una época anómala de tipos ultra-bajos y que las familias se han preparado en su amplia mayoría trasladando hipotecas de tipo variable a fijo», añade.
«Una decisión adecuada, correcta y en el buen camino, pero queda mucho por hacer antes de llamarlo normalización real», concluye.
Welzia vaticina «una subida de tipos de 50 pb en octubre y otra de 25 pb en diciembre, con lo que a cierre de año la tasa de depósito podría alcanzar el 1,5%, lo que se considera un nivel neutral». «Estas subidas están presionando a los agentes económicos más endeudados, los Gobiernos, pero también a empresas y hogares. Especialmente a aquellos que cuentan con hipotecas a tipo variable, ya que junto con las subidas de los precios energéticos reducen la renta disponible para el consumo teniendo un impacto directo en el crecimiento económico», señalan en la firma
«El ritmo y magnitud de subida de tipos adoptado por parte del Banco Central Europeo está resultando de momento inefectiva para controlar una inflación que ronda el doble dígito, y a pesar de que las expectativas de inflación a largo plazo se han estabilizado, sigue muy por encima de su nivel objetivo», avisa.
«Es cierto que los bancos centrales pueden presionar en cierta manera a la demanda agregada de bienes y servicios mediante el control de tipos de interés, pero el lado de la oferta no se vería afectado por las políticas monetarias, y seguirá tensionada si no se toman otro tipo de medidas. Mientras el conflicto de Rusia y Ucrania persista y las dudas sobre los posibles cortes del gas ruso sigan sobre la mesa, la inflación seguirá siendo elevada», insisten sus expertos.
Charles Diebel, Responsable de Renta Fija de Mediolanum International Funds (MIFL), insiste en que el mensaje del BCE «es claro: espera aumentar aún más los tipos en la próxima reunión, pero no hay un compromiso previo en cuanto a la magnitud y se decidirá reunión por reunión. Con todo, subirán en la próxima, pero bien puede ser un movimiento menor que los 75 pb de hoy».ç
«Lagarde destaca que algunos de los riesgos para sus perspectivas macro ya se han visto y, por lo tanto, el crecimiento será más débil en 2023. Pero su enfoque sigue siendo reducir la inflación hasta la meta a medio plazo y, por lo tanto, continuarán actuando», añade.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, señala que es «la primera vez que el tipo de depósito de la zona del euro se sitúa por encima de cero en una década, y hace dos décadas que la región no experimentaba una subida tan elevada».
«Esta aceleración refleja la urgencia de combatir una inflación que pronto alcanzará los dos dígitos, el retraso del BCE frente a casi todos los demás bancos centrales y la necesidad de crear un ‘colchón’ para futuros recortes de tipos mientras la economía siga fuera de la recesión», subraya.
«El BCE se encuentra entre la espada y la pared, con una inflación elevada impulsada por la energía y una recesión que probablemente se producirá a finales de año. El banco lo reflejó en sus previsiones económicas, significativamente revisadas, elevando la inflación de 2023 al 5,5% y recortando el crecimiento del PIB al 0,9%. El euro, que se ha desplomado, se ha visto beneficiado por la mayor agresividad del BCE, y ha recuperado por ahora la paridad con el dólar», resalta.
Martin Moryson, Chief Economist Europe para DWS, es muy gráfico: «Un gran paso para el BCE, un pequeño paso contra la inflación». «La inflación en la zona del euro ha alcanzado un nivel sin precedentes del 9,1%. La mitad de los países miembros sufren ahora una inflación de dos dígitos. El BCE no podía seguir ignorando todo esto y ha actuado con más audacia de la que la mayoría le hubieran atribuido. Por fin, el BCE parece estar seriamente dispuesto a luchar contra la inflación», remarca.
«Las tasas de inflación no dejarán al BCE más remedio que seguir subiendo los tipos de interés de forma acusada en octubre y diciembre, aunque para entonces la zona del euro ya se esté viendo abocada a una suavización por las consecuencias de la crisis energética que se avecina. Incluso no hay que descartar subidas de los tipos de interés de 100 puntos básicos si las tasas de inflación siguen subiendo y se pone de manifiesto que la economía está afrontando la escasez de energía mejor de lo que muchos esperan», señala.
Samy Chaar, Economista Jefe de Lombard Odier, precisa que el BCE «no ha llegado a pronosticar una recesión en 2023 como escenario base» Y que «su respuesta pretende evitar que las expectativas de inflación de los consumidores sigan aumentando, en medio de una tasa de desempleo históricamente baja y un mercado de trabajo muy ajustado». «Mientras tanto, el euro se acerca a la paridad con el dólar, con una caída del 12% en lo que va de año, lo que encarece las importaciones -incluidas las de energía y alimentos- y agrava las presiones sobre los precios», advierte.
«El crecimiento de los salarios se mantiene en niveles acordes con el objetivo de inflación del 2% del banco. El BCE se ve obligado a endurecer los tipos ante una inminente bajada de los mismos, lo que agrava el choque de los precios de la energía que ya está afectando duramente a los ingresos reales de los hogares. Aunque las subidas de tipos deberían favorecer al euro, los riesgos de recesión a corto plazo parecen elevados», argumenta.
«Creemos que, dado el estancamiento y los trimestres potencialmente negativos de crecimiento que se avecinan, los tipos no acabarán subiendo tanto como el mercado espera actualmente. Vemos que alcanzarán un máximo en torno al 1,5%, por debajo de la tasa terminal cercana al 2,5% implícita en los futuros del eurodólar. Subir por encima del 2% llevaría a los tipos a un territorio que limita activamente el crecimiento, lo que sería mucho más problemático para las perspectivas económicas, y algo que creemos que los responsables políticos querrán evitar», vaticina.
Carlos del Campo, miembro del departamento de Inversiones de Diaphanum, avisa que «es evidente que cuando la economía entre en recesión será más difícil retirar estímulos al ritmo actual».
Adrian Daniel, gestor del MainFirst Absolute Return Multi Asset, insiste en el escepticismo sobre el impacto real de las subidas de tipos del BCE: «Los mercados ya habían expresado su falta de confianza en la lucha contra la inflación a través de la caída de los precios de las acciones, el debilitamiento del euro y el aumento de los rendimientos de la deuda soberana europea. Como respuesta, el rendimiento de los bonos del Estado de Italia a 10 años vuelve a tender hacia el 4%, nivel en el que se convocó la reunión de urgencia para abordar la fragmentación de la Eurozona. Además, con su pronóstico de un crecimiento estimado del 0,9% en la eurozona en 2023, el BCE ha llamado la atención de forma bastante evidente sobre el riesgo de estanflación. Así pues, por el momento, parece que la situación general desde el punto de vista del mercado de capitales sigue siendo difícil».
Carlos Serrano, cofundador de la fintech Embat, advierte que «las condiciones de financiación corporativa se volverán a ver afectadas, y comenzamos a ver como las principales entidades financieras en España y Europa anticipan subidas adicionales de tipos de interés en las condiciones de financiación que ofrecen a sus clientes».
«Ante este entorno de subidas rápidas y de gran magnitud, la curva de tipos de interés suele empinarse en mayor medida en periodos de corta duración y disipar un poco su impacto en la parte larga de la curva, donde las previsiones macroeconómicas suelen tener mayor peso. Es por ello que la financiación a corto plazo suele verse impactada en mayor medida comparada con la financiación a largo plazo. En cualquier caso, recomendamos anticiparse más si cabe a necesidades de financiación y vencimientos de deuda para asegurar el acceso a capital a unas condiciones aptas para las condiciones de cada empresa particular», señala.
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