
Sesión de trabajo de la primera jornada de la reunión del Consejo Europeo.
El Consejo Europeo de la Energía, que se celebra este viernes, se ha enfrentado al mayor reto de su historia en un entorno marcado por una crisis energética sin precedentes desde la segunda guerra mundial, que ha llegado con la invasión de Ucrania por Rusia. Las medidas que propone la Comisión Europea a los países miembros, aunque algunas se presentan como temporales, suponen un cambio radical del modelo energético de la Unión Europea.
Las naciones comunitarias que han partido, como de costumbre, muy divididas, han optado por aparcar los asuntos más polémicos. Varios gobiernos recelan de las medidas que puedan radicalizar la posición de Rusia respecto al bombeo de gas hacia Europa. Y lo hacen, como es el caso de Austria, los que dependen más de la estrategia que adopte el Kremlin, incluso en relación al petróleo. Con estas divergencias encima de la mesa el tope el precio del gas ruso no ha superado el primer examen.
Otro tema clave es la propuesta de poner un techo a los ingresos en la generación eléctrica de 200 euros por megavatio hora en el mercado mayorista (un tercio frente a los 600 euros de media de las últimas semanas). Y este sí ha quedado listo para pasar a la siguiente fase Un tope con el que se rebajará sustancialmente el dinero que reciben tecnologías que ahora se benefician de alto precio del gas, sin utilizarlo en su producción. Afectará, si se aprueba, a las nucleares, hidráulicas y renovables, entre otros productores. Si bien países como España no están de acuerdo con la cantidad establecida por los expertos de la CE.
Para la institución que preside Ursula von der Leyer se trata de un precio suficiente para que estas centrales, aunque ganen menos, estén motivadas para producir e incluso para continuar con sus posibles proyectos de plantas de energías renovables. En principio los representantes de los Gobiernos se han mostrado dispuestos a analizar la propuesta.
Si bien Francia ha optado por proponer extender al conjunto de los países de la UE la “excepción ibérica” para la fijación de precios de la electricidad, como vía para moderar la escalada producida por el impacto del encarecimiento del gas. Para el Ejecutivo que preside Macron, el mecanismo que la Comisión Europea autorizó en junio a España y Portugal tiene la ventaja que actúa sobre el precio del mercado como se ha podido comprobar durante los meses de funcionamiento.
La obligación de reducir el consumo de electricidad en determinadas franjas horarias también se presenta como un asunto polémico y difícil de implementar. Pero el control y reducción de la demanda es un tema al que la CE no quiere renunciar.
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