Si por el PP fuese, los efectos económicos de la pandemia y de la invasión rusa de Ucrania, lanzada  por el belicoso Putin en febrero pasado, correrían directamente a cargo de la clase media trabajadora como ya ocurrió con el estallido de la burbuja hipotecaria y la crisis financiera de 2008 a 2014. Es lo que piensa y dice el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien el miércoles se sometió a la primera sesión de control del nuevo curso en el Congreso y afirmó que “el programa del PP es el de las grandes energéticas”. Doce horas antes, en una entrevista en La 1 de TVE, Sánchez se esforzó en transmitir el mensaje de que el gobierno actúa desde el comienzo del mandato para combatir la pobreza y mejorar las condiciones económicas y sociales de la clase trabajadora y laboral.

En respuesta a la portavoz conservadora, Concepción Gamarra, quien le preguntó si se ha enterado de las necesidades reales de los españoles, aunque sea por “las visitas guiadas” a La Moncloa ya que “no puede pisar la España real”, dijo, el jefe del Gobierno recordó algunas medidas adoptadas contra la subida de los precios, incluida la reducción selectiva de los impuestos, y deploró que el PP haya votado “no” a todas y cada una. Mencionó desde las subidas del salario mínimo hasta la actualización de las pensiones conforme al IPC y lamentó que el principal partido de la derecha se oponga a debatir siquiera la aplicación del impuesto extraordinario a las grandes compañías energéticas y a la banca por los beneficios extraordinarios que están obteniendo con la subida de precios. “Hay que hablar de una salida justa de la crisis provocada por la guerra de Putin, aunque con ustedes es difícil porque el programa del PP es el de las grandes energéticas”.

Sánchez se refería así a la votación del martes en el pleno del Congreso, donde el PP, Vox y Cs rechazaron la toma en consideración de la proposición de ley del PSOE y Unidas Podemos que permitirá aplicar un impuesto especial a los beneficios extraordinarios de las energéticas y la banca del 1,2% y el 4,8% respectivamente en 2023 y 2024. La tramitación de la futura norma, ahora sujeta a las enmiendas de los distintos grupos, salió adelante con el apoyo de los restantes grupos. El Ejecutivo espera obtener una recaudación de unos 7.000 millones de euros con los que compensar parte de la reducción fiscal de la luz y el gas, cuyo IVA se reduce al 5%. El presidente Sánchez no ocultó su opinión favorable al tope a la subida de las hipotecas, pero lo descartó porque iría en contra de la normativa europea. Recordó, eso sí, que en una democracia el poder lo tienen los ciudadanos, “las mayorías”, no los poderes económicos y mediáticos.

Por cierto, que en el seno del PP se registraron discrepancias con la decisión de rechazar el impuesto especial a los beneficios extras de la banca y las eléctricas, lo cual es lógico si se tiene en cuenta la responsabilidad institucional y de gobierno en varias autonomías. El Ejecutivo central recauda los impuestos que entrega por adelantado a las autonomías y que representan un promedio del 70% del conjunto de los ingresos. Con todo, el argumento principal de los conservadores sigue siendo “el beneficio de la inflación” que “ha engrosado las arcas de Sánchez en 22.000 millones de euros, según Gamarra y su portavoz en la materia, Mariano Garcés. “De esa cantidad sólo ha gastado 15.000”, aseguran.

La portavoz “popular” completó el marco de las “soluciones” del PP a la carestía con la propuesta de “deflactar el IRPF a quienes tengan ingresos inferiores a 40.000 euros anuales”, es decir, la mayor parte de los trabajadores, esa clase media laboral que está en el ADN del PSOE y a la que Sánchez trata de favorecer con sus decisiones de gobierno. De nuevo la bajada de impuestos vuelve a ser el banderín de enganche de la derecha, sin que se sepa cuáles ni cuantos servicios sociales va a recortar o suprimir.