No diré que las Bolsas europeas estén esperando a Mariano Rajoy como agua de mayo, pero sí diré que el Ibex ha subido ligeramente en medio de una tormenta bajista en Europa de cierta consideración.

Hay razones técnicas para este comportamiento, fundamentalmente que el selectivo español ha tocado hace dos días su soporte mayor, desde el que ha comenzado el rebote, mientras que el Dax o el FTSE aún tienen tramo a la baja hasta llegar a sus respectivos soportes, situados en 5.698 y 5.303-5.292 puntos, respectivamente. Puede que una vez más el Ibex se adelante un poco respecto a sus homólogos europeos a la hora de marcar el camino.

Y también existen razones de política para que el resto de índices no siga el camino del Ibex. Una vez más la señora Merkel ha hecho gala públicamente de su desacuerdo total con todos los líderes europeos. Hasta con Cameron, el jefe de Gobierno de una Gran Bretaña habitualmente ajena a los consensos comunitarios, Merkel se ha esforzado por teatralizar susdiscrepancias.

Dice que se opone a que el BCE compre deuda soberana de países objeto de ataques y desde un punto de vista académico no puedo estar más de acuerdo. Decirle al mercado que si ataca yo compro es ponerselo a huevo, pero el problema es que el otro instrumento para hacer frente a la crisis ha estado bloqueado durante meses por la propia Ángela Merkel y ahora es tarde casi para cualquier cosa.

En el apartado patrio la razón política se llama elecciones el domingo. Todo el mundo espera una gran victoria del PP y que Rajoy alcance la mayoría absoluta y el mercado lleva dos días subiendo porque muchos inversores han comenzado a tomar posiciones a la espera de que el lunes se confirme la mayoría absoluta de Rajoy y la Bolsa se dispare.

Yo, en cambio, soy más cauto. Con que el lunes la Bolsa española no se hunda ya me doy con un canto en los dientes. La perspectiva de que todos esperen una mayoría absoluta no me gusta nada, porque no me gustan las mayorías absolutas y porque si no se produce porque si finalmente no se produce podemos asistir a como una victoria holgada puede ser tomada como el detonador de una gran caída.

Lo que sí es cierto es que todos los ojos están centrados en las elecciones españolas. Hasta en Estados Unidos saben quien es Mariano Rajoy, lo que no deja de ser un síntoma de lo preocupados que andan, pero también un indicador de lo que se va a exigir a quien está llamado a ser el nuevo jefe del Gobierno español.

¿Prioridades? Supongo que su equipo económico tiene ya claras las prioridades pero hay algunas que pueden haber pasado inadvertidas y que me permito recordarle. La primera es que, se encuentre usted lo que se encuentre bajo la alfombra, lo asuma y se calle. Tiene cuatro años para enderezar lo que se encuentre y lo único que no debemos ahora es que los inversores piensen que estamos peor de lo que estamos. La segunda es que debe ayudar a generar confianza. Seguramente la única gran cosa que hizo Aznar en sus años de Gobierno fue convencer al mundo de que «España va bien«. Por ahí van los tiros, señor Rajoy.

Y la tercera, también bastante urgente, es que actúe con delicadeza en el entorno del Banco de España. Sin duda, habría que destituir inmediatamente al Gobernador, pero eso no es posible y hay que conseguir su relevo sin montar una escandalera.

Los americanos usan mucho aquello de «in God we trust«. Yo soy algo más latino y tremendista: que Dios nos asista. De momento, hoy nos asiste en forma de subida del Ibex frente a bajadas generalizadas en el resto de Europa. Al cierre, el Dax bajaba un 0,85%, el FTSE un 1,11%m el CAC un 0,44% y el Ibex subía un 0,48%.